Fidel Castro, eterno Comandante en Jefe.

Nuestro Fidel, eterno Comandante en Jefe, fue y será siempre el más puro, sencillo, visionario y ejemplar de los cubanos, revolucionario incansable, tenaz e inspirador, que desafió victoriosamente lo imposible, para dejar una impronta de resistencia, optimismo, fe en la victoria y solidaridad, lo cual ha marcado la forja de un pueblo, agradecido e identificado con su vida virtuosa.

Fue el más aventajado discípulo de los fundadores de la Patria. Levantó sus banderas, y convirtió en esencia vital la cultura del internacionalismo. Él asumió la sabia del pensamiento independentista, para materializarlo en la obra redentora de la Revolución. Fue, en esencia, el hombre nuevo, humanista y solidario, que aquellos soñaron. Mambí de espíritu, su vida fue una cabalgata indetenible hacia la gloria.

Los cubanos lo lloramos en una mezcla de tristeza y orgullo. Tristeza, porque no oiremos más su voz firme a pesar de los años, los esclarecidos consejos de estadista, la palabra inspiradora que estimula y convoca, la impetuosa fe en vencer desafíos, las sabias reflexiones sobre el mundo de hoy y los peligros que le acechan, la nobleza del trato afable y paternal, el aguzado pensamiento científico y los sueños de un mañana posible, y orgullo, porque nos ha hecho crecer invencibles, decididos, optimistas, patriotas, antiimperialistas, solidarios e internacionalistas.

Por más que sus enemigos lo intenten, el legado de Fidel no podrá ser jamás disminuido, ni mancillado, y mucho menos erradicado. (LHS)

Meibel Ulloa

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