El líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, tiene hoy un merecido lugar en el corazón de los pueblos africanos.
Los conquistaría desde los primeros albores del triunfo de enero pero no como lo hicieron los conquistadores europeos, sino a través de la academia y la ciencia en plan de colaboración y ayuda, como siempre han ido los cubanos al continente negro a dar hasta su propia sangre.
El germen de esa solidaridad nació en Congo, tras el asesinato del primer ministro e ícono independentista congoleño Patrice Lumumba, en 1961.
Cuba declaró tres días de luto en su honor y Fidel Castro empezó a planear su apoyo a los movimientos revolucionarios que se estaban levantando contra las potencias coloniales en África. Sería fundamental en ello el ideario del líder cubano, su pensamiento y su ejemplo.
La desaparición de Lumumba, asesinado “bajo la bandera de Naciones Unidas”, según el Che, marca el inicio de larga relación de Cuba con el sufrido continente.
La celebración en Cuba este 25 de mayo del Día de África, trajo a mi memoria la gran cobertura periodística allá por el año 1972, durante el amplio recorrido de Fidel que culminaría más de dos meses después en Moscú, la capital de la ex Unión Soviética.
Después de esa primera visita Fidel estuvo varias veces en Angola, Zimbabwe y la nueva Sudáfrica, pero la puerta del gran continente africano se abrió para el líder de la Revolución Cubana en Conakry el 3 de mayo de 1972, en aquel memorable encuentro entre quienes el desaparecido periodista Luis Báez describiría El Caballo –Fidel– y El Elefante – Sekou Touré.
A propósito de ese enamoramiento, los de mi generación recordarán el famoso Ballet Nacional de Guinea y como disfrutábamos con las hermosas canciones de la sudafricana Miriam Makeba.
En 1991, las tropas cubanas se retiraron de África, poniendo fin a la “gran epopeya de Cuba en África” como le llamó el enviado de Cuba a África, Jorge Risquet, pero desde entonces hemos seguido colaborando allí con miles de médicos.
La esencia de esta hermandad, está también en el origen de nuestras raíces, no en causas mezquinas manejadas maliciosamente por el imperio.
A propósito de ello diría nuestro Comandante en Jefe:
“Angola es muy rico en recursos naturales. Algunos imperialistas se preguntan por qué ayudamos a los angoleños, que qué intereses tenemos. Nosotros no buscamos ningún interés material. Estamos cumpliendo un elemental deber internacionalista”. (BSH)