Mayabeque, Cuba: El municipio de San Nicolás es, sin lugar a dudas, la principal cantera del deporte de luchas de nuestra provincia; en sus áreas de base se formaron y desarrollaron varios atletas de ambos sexos, que por su elevado nivel técnico y resultados, pronto fueron promovidos a instancias superiores del Alto Rendimiento hasta llegar a la élite nacional.
En la constelación de estrellas de ese territorio y de Mayabeque, brilló con luz propia Lázaro Rivas Scull, a quien sus resultados lo llevaron a convertirse en uno de los luchadores cubanos más laureados de finales de los años 90 y primeros del nuevo siglo.
Rivas Scull, conocido en el ámbito deportivo por el apodo de “El Cocuyo”, llegó al mundo el cuarto día de abril de 1975, hijo de una humilde familia.
Inició estudios primarios en la escuela Ricardo Untoria y en 1981 prosiguió en la Frank País, donde se vinculó al deporte, con las disyuntiva de que su padre aspiraba a que fuera pelotero, pero el pequeño se sintió atraído por las llaves y los tacles, y al final, para suerte del deporte, triunfó su vocación.
Bajo la tutela de su primer entrenador, el profesor Nelson Acosta, a quien muchos consideran el Padre de la lucha en esa localidad, Lazarito inició sus primeras andanzas en el deporte que lo llevó a trascender en su país, el continente y el mundo.
Pronto comenzó a sobresalir entre sus compañeros del área e inició una trayectoria participativa en competencias provinciales, en las que demostró virtuosismo, garra y técnica que le propiciaron sus primeros éxitos.
En 1985 integra equipo provincial y compite en los Juegos Nacionales Pioneriles donde por primera vez se corona monarca del estilo grecorromano en la división de 25 kilogramos. Dos años después ingresa como alumno de la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) Provincial y allí continúa hasta el 1990.
Durante los tres cursos en ese plantel representó a la provincia en distintas categorías en juegos nacionales escolares, hasta arribar a la de 15-16 años, siempre con buenas faenas que lo llevaron a ocupar los tres niveles del podio.
Desde entonces se hizo habitual su presencia en las premiaciones de casi todos los eventos en que tomó parte como juvenil. Su ascenso a la ESPA Nacional se materializó en 1990, ya con 15 años. Como atleta ese plantel se codea con los mejores del país, asiste a tres justas nacionales y en ellas reedita sus resultados y conquista una presea de cada color.
Durante los próximos cinco años continuó adquiriendo fogueo y perfeccionando su técnica, además de acumular triunfos y experiencias; a los 20 es promovido como mimbro pleno de las filas de la Selección Élite Nacional.
Un criterio tan autorizado como el de su coterráneo, el ex luchador Abel Sarmiento, otra de las glorias deportivas locales, afirma que Rivas se destacó sobre los colchones por ser poseedor de una técnica extremadamente depurada, que le permitía imponerse sobre la fuerza de sus opositores. En una justa mundial, presumiblemente cuando se coronó en el Mundial de Atenas -99 mereció el premio al atleta más técnico.
A partir de entonces y hasta el año 2007 Rivas Scull se convierte en la figura cimera de la división más pequeña de la lucha clásica, y representa a Cuba en los principales escenarios al más alto nivel con relevantes resultados que lo consagran entre los grandes de la modalidad.
El nicolaseño exhibió su técnica y combatividad en tres Olimpiadas, tres juegos panamericanos, ocho campeonatos continentales del deporte, un centroamericano, varios campeonatos y copas mundiales, así como otros numerosos torneos internacionales de primer nivel, en los que generalmente ocupó puestos en el estrado de premiaciones.
Asistió a las citas bajo los cinco aros de Atlanta 1996, Sidney 2000 y Atenas 2004. En esas confrontaciones se midió a los mejores exponentes del planeta y particularmente brilló en Sidney, donde al conquistar la medalla de plata se convirtió en el primer nicolaseño en ocupar un lugar en el Olimpo; en las dos otras dos citas conquistó meritorios quintos lugares y Diplomas Olímpicos.
Rivas se convirtió en rey de los colchones de los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1999 y cuatro años después repitió en Santo Domingo. A nivel continental atesoró una excelente cosecha de ocho títulos dorados entre los años 1995 y 2006.
Compitió al menos en cinco campeonatos y copas mundiales; en el de Atenas 1999 se proclamó monarca en actuación tan impecable, que en sus seis combates solo admitió le marcaran cinco puntos, sin lugar a dudas uno de sus más brillantes resultados de su trayectoria.
A él al sumó otros galardones también de alto nivel, que fueron determinantes en la decisión de la Federación Internacional de Luchas Asociadas (FINA), para proclamarlo el Luchador Más Destacado del Mundo en ese año.
En otras lides planetarias se vistió de bronce en Colorado Springs, (USA) 1996, Patras,(Grecia) 2001, y dos años después en Créteil, (Francia); solo se quedó sin preseas en Wroclaw, Polonia 1997 donde se ubicó noveno.
Otro año de grandes resultados fue en 2003 cuando además de coronarse en los Panamericanos de Santo Domingo, también lo hizo en el fortísimo Internacional Davis Schultz In Memoriam de Estados Unidos. En los llamados Juegos Titanes alcanzó plata y el ya mencionado bronce en el mundial de Créteil donde gana el boleto para asistir a la cita olímpica del siguiente año.
Sus dotes de luchador fuera de serie las mostró en los Centroamericanos y del Caribe celebrado en Cartagena de Indias, Colombia 2006, donde dominó fácilmente a todos sus contrarios. Ese año Rivas combate en la III Olimpiada Nacional del Deporte Cubano y sufre importante revés ante Yagniel Hernández, joven que gladiador que relega al nicolaseño a la presea de bronce.
Con el éxito, su victimario inicia una ascendente trayectoria hasta desplazar al nicolaseño como primera figura de la división. No obstante, de nuevo asiste a la justa continental en San Salvador 2007 y se agencia del bronce.
A esa altura se conjugan algunos pobres resultados, lesiones y el surgimiento de nuevos valores, que determinaron su decisión de poner fin a una brillante trayectoria que encumbró a Cuba y a su poblado de nacimiento.
Pero no fue hasta el 2012, luego de varios años sin participar en competencias, que se realizó la ceremonia oficial de retiro. Por sus resultados San Nicolás lo distinguió como Mejor Deportista del Siglo y lo proclamó su Hijo Ilustre.
Además mereció la condición de Gloria del Deporte Cubano. En 1999 La Federación Mundial de Luchas lo eligió el Mejor del Mundo.
Lázaro Rivas Scull, conocido desde su infancia con el sobrenombre de “El Cocuyo”, falleció el 22 de diciembre de 2013.