La historia no lo precisa, pero puede imaginarse que como un milagro anunciador, las olas del mar estaban afinadas al romper, el 11 de septiembre de 1876, cuando nació Antonio María Romeu. Fue cerca del salitre, las piedras filosas y el azul inmenso, en Jibacoa, hoy Consejo Popular de la provincia Mayabeque.