Desde la prédica martiana, un libro es siempre un motivo de alegría. Y ese júbilo se multiplica gracias a las disímiles bondades que proporciona el contacto con el autor y su obra, las historias, el viaje en el tiempo.

Por estos meses vivimos acontecimientos y fechas que nos acercan al libro y a la literatura.  La Feria del Libro es y será siempre un suceso cultural relevante y el 31 de marzo conmemoramos el Día del Libro Cubano por el Aniversario 66 de la creación de la Imprenta Nacional, y dos días después festejamos el Día del Libro Infantil a la memoria del escritor danés Hans Christian Andersen, autor que nos coloreó la edad de oro con obras como El patito feo, La sirenita, El soldadito de plomo, entre otras.

Sin embargo, leer ya no es la primera opción de nuestros niños, adolescentes y jóvenes, aunque sea multitudinaria la Feria del Libro. Se compran muchos ejemplares que terminan olvidados y empolvados en cualquier rincón de la casa.

La vida tan agitada y llena de preocupaciones también ha limitado esta costumbre en los adultos que, a la larga, son los encargados de leer los cuentos a los pequeños en el hogar. En consonancia con el proceso digital que se lleva a cabo en el mundo entero, Cuba se suma a la edición del libro digital o e-book como también se le denomina; pero igual, es ínfimo el número de jóvenes que actualmente leen.

La situación no deja de ser preocupante. En ocasiones ni los propios maestros se recrean y cultivan con un libro y lo peor es que con la pérdida de este buen hábito se verifica un retroceso en la inteligencia, en el análisis de determinados hechos, en la ortografía; incluso, hasta en el comportamiento humano.

Como expresó nuestro Héroe Nacional: “La lectura estimula, enciende, aviva y es como soplo de aire fresco sobre la hoguera resguardada”.

Urge estimular en los hogares y en las escuelas el hábito de lectura. Se debe retomar el turno de biblioteca en el horario docente. Durante todo el año es preciso programar actividades extraescolares y culturales con el libro y sus autores en nuestros territorios. No olvidemos que ser cultos es el único modo de ser libres; la ignorancia no es una opción, es la forma espantosa de vivir en cautiverio.