Cuba rinde homenaje a la Virgen de Regla, madre y protectora. Foto: Prensa Latina

Mayabeque, Cuba: La devoción por la Virgen de Regla llena hoy de fe y colorido el municipio capitalino de Regla, durante su celebración anual, declarada Patrimonio Cultural de la nación.

Miles de peregrinos se congregan en su santuario, ubicado al otro lado de la bahía de La Habana, la víspera del 8 de septiembre para honrar a la Reina y Madre de la Bahía.

Esta celebración trasciende lo religioso para convertirse en un evento cultural de gran magnitud, que refuerza la identidad nacional y constituye un testimonio vivo de la riqueza del sincretismo y la fe del pueblo cubano.

La efeméride, se vive con una profunda mezcla de catolicismo y sincretismo religioso.

La devoción hacia la Virgen de Regla se remonta al año 1687; con la llegada de una pintura que tenía plasmada su imagen.

Seguidamente, este cuadro se colocó en la primera ermita de guano que se levantó en la localidad de Guaicanamar, hoy municipio de Regla, según informa el portal Ecured.

No obstante, la primera imagen tallada de esta advocación llegó casi una década más tarde, gracias a don Pedro de Aranda y Evellaneda. La llevaron a la ermita el 8 de septiembre de 1696, a propósito de celebrarse las fiestas de la Natividad de María.

Según el portal de información sobre Cuba en Internet, la Virgen fue popularizándose en la nación antillana y en 1708 se le nombró Patrona de la Bahía, a cuyo cuidado confiaron las llaves de la ciudad de San Cristóbal de La Habana.

En Regla levantaron un templo en su honor donde se exhibe la entrañable imagen de la virgen negra vestida con un hermoso traje de color azul, decorado además con encajes blancos.

La Santería (Regla de Ocha) la venera en la divinidad de Yemayá, la orisha madre de todos los seres humanos y diosa del mar en la religión cubana de origen yoruba.

Los festejos comienzan con una misa solemne y una procesión fluvial de la imagen por las aguas de la bahía, recreando su travesía legendaria. Este acto, único y emblemático, simboliza su protección sobre los marineros y la población.

Las calles aledañas al santuario, en el poblado de Regla, se transforman en un vibrante espacio de fervor, donde se fusionan los cánticos católicos con los toques de tambor y los cantos afrocubanos.

Fieles vestidos de azul y blanco, colores tradicionales de Yemayá, llegan desde todos los rincones del país para cumplir promesas y agradecer favores recibidos.

Tomado de Prensa Latina

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