Hace unos días, mientras me encontraba en San Antonio de Río Blanco esperando la buena voluntad de algún conductor estatal que me llevara hacia Santa Cruz del Norte, una situación curiosa captó mi atención.
Una joven, con el celular en la mano, recorría la acera, cruzaba la calle e incluso alzaba el brazo como buscando mayor altura y por ende mejor cobertura. Su actitud me intrigó y rápidamente entendí qué estaba haciendo: intentaba desesperadamente realizar un pago en línea.
Su rostro reflejaba un evidente estado de desesperación. Aunque nunca supe su necesidad, era claro que le urgía; de lo contrario, hubiese abandonado aquel esfuerzo titánico. Después de un largo rato caminando, inclinando el móvil y casi intentando subir al techo de una vivienda, finalmente logró efectuar la transacción que le permitió llevar el producto a su hogar.
Al observarlo, recordé las frecuentes demandas del presidente de la Cooperativa de Créditos y Servicios Noelio Capote, Marquiel López, quien cada lunes insiste en que el banco entregue el cincuenta por ciento de la amortización a los campesinos en efectivo y deposite el otro cincuenta en sus tarjetas.
Dentro del municipio de Jaruco, San Antonio de Río Blanco es una demarcación marcada por serios problemas de conectividad, dificultades que empeoran durante los cortes eléctricos, donde la comunicación móvil prácticamente desaparece en gran parte del concejo popular.
En este contexto, adoptar el uso de plataformas de pago electrónico como una práctica cotidiana resulta más que complicado; deviene en un método que parece ajeno a las verdaderas necesidades y condiciones de comunidades como esta, donde el silencio digital impera.
La bancarización encuentra aquí uno de sus mayores retos. Muchos propietarios de negocios particulares evitan realizar transferencias, algo completamente comprensible. Hasta tanto no reciban la confirmación de Transfermóvil, viven con la incertidumbre de si la operación se procesó correctamente. Como dice el refrán, “la espera desespera”, más aún cuando están de cara al público y deben responder ante superiores.
Como defensora de la remuneración en línea, siempre valoro las importantes ventajas que ofrece, desde una mayor seguridad hasta la comodidad de prescindir del dinero físico.
Sin embargo, casos como los de San Antonio de Río Blanco llaman a la reflexión: necesitamos flexibilizar las normativas teniendo en cuenta que solucionar la carencia de infraestructura tecnológica no será tarea fácil ni rápida. Aunque San Antonio no es una zona especial, resulta evidente que requiere un análisis más detallado para facilitar procesos y adaptarlos a su realidad tangible.
