14 de Junio: el abrazo de dos titanes

Mayabeque, Cuba: El 14 de junio reúne signos relevantes en el calendario de la emancipación humana. El General Antonio se calificó a sí mismo obrero de la libertad. El Guerrillero Heroico consideraba a la condición de revolucionario ?el escalón más alto de la especie humana?. La fecha resulta peregrinación de esa estirpe en el itinerario de la lucha.

Aunque nacidos en épocas diferentes y en lugares bastante alejados entre sí, ellos concurren en la inacabable epopeya de Cuba, donde prevalece el sino del pequeño David que se planta ante el Gigante. El liderazgo histórico resolvió ese entuerto cargando desde la primera línea del peligro.

Frente a su destino, cada uno compareció en el sitio de mayor riesgo en el combate. El valor del ejemplo rompe semejante asimetría. Como siempre hicieron, en la página trágica de la finca de San Pedro y en el minuto amargo de la Quebrada del Yuro, uno y otro marcharon límpidos, decididos, sin miedo, al epicentro de la bala numerosa.

Resulta un principio que el Apóstol de Cuba fija como sacra escritura de la gesta nacional para cualquier tiempo: ?¡La razón, si quiere guiar, tiene que entrar en la caballería!, y morir, para que la respeten los que saben morir?.

Ese milagro de la siempre vida aparece en poemas, en himnos, en canciones. La trova sin edad le canta al bravo guerrero que allá en Punta Brava perdió su existencia, pero que graba su nombre en los ríos y en las palmas de su tierra. También al Hombre del Siglo, poeta sin falta, de nombre Fusil Contra Fusil, cuyo ejemplo desciende a la ciudad de sus querencias.

El nacimiento de ambos supone tema-problema para la historiografía. No se apaga la polémica en torno a la natalidad de Maceo en la humilde casa número 16 de la entonces calle Providencia. La ensayista y profesora Damaris Torres Elers recuerda en su estudio La Casa Santiaguera de Los Maceo que, a juzgar por sus partidas de bautismo, allí nacieron Antonio y María Dolores Maceo Grajales. Pero aún pesa mucho la afirmación del historiador José Luciano Franco, en la enjundiosa obra en tres tomos Antonio Maceo. Apuntes para una historia de su vida, de que el prócer vino al mundo en Majaguabo, San Luis.

En el caso del Che, la discusión persiste en torno a la fecha. La ya fallecida periodista y escritora argentina Julia Josefina Chiquita Constela, autora de las biografías Celia, la madre del Che y Che Guevara, la vida en juego, sostuvo hasta el final de sus días que su amiga Celia de la Serna le confesó que había dado a luz a su primer hijo en Rosario el 14 de mayo, y no el día que se consigna en la ahora conocida partida de nacimiento del Comandante Ernesto Che Guevara.

El dato aparece replicado en la biografía Che Guevara: una vida revolucionaria, del periodista norteamericano Jon Lee Anderson, publicada en 1997. En todas esas referencias, se afirma que la madre del Che se había casado embarazada, pero que se lo ocultó a su entorno afectivo cercano, el cual ?según se dice?era profundamente conservador y tradicionalista en sus convicciones morales.

De acuerdo con esa versión, de reconocerse el 14 de mayo como fecha de parto, a partir de un simple conteo regresivo, para la generalidad quedaría claro el atrevimiento de una joven que mantenía relaciones sexuales antes del matrimonio.

El tema se halla, por supuesto, en el foco de la calumnia enemiga. Se culpa a la Revolución de manipular el dato histórico. El chaparrón difamatorio remarca que, para hacer coincidir al Che con Maceo, aquí nos lo hemos inventado todo, incluida la declaración natal que relata aquel alumbramiento el 14 de junio de 1928 en el Hospital Centenario, en la ciudad argentina de Rosario.

Hasta su muerte en 1965, Celia de la Serna mantuvo con el hijo una especial y cálida relación que incluía la percepción del mundo. No existe una sola traza de que le haya comentado algo semejante. En la profusa documentación del Ejército Rebelde, de su puño y letra, Guevara apunta invariablemente la fecha del 14 de junio, sin la más mínima ambigüedad.

Ahí está el Diario del Che en Bolivia. El 14 de mayo de 1967 registra el sabroso fricasé de gallina con arroz que los combatientes encontraron en una casa abandonada. Pero no alude onomástico alguno. Sin embargo, el 14 de junio recuerda el cumpleaños de su pequeña Celita, y subraya la edad de 39 años ?que da que pensar sobre mi futuro guerrillero; por ahora estoy ´entero´?.

Luego entonces, la historia extiende un día para multiplicar simbolismos. En él se anuda un abrazo de dos titanes que la inspiración reconoce indispensables, que la gratitud mantiene irremediablemente vivos, que el tiempo los sabe en permanente batalla. (rda)

Periodista
Andrés Machado Conte