Las principales instituciones sanitarias de Mayabeque news: Hospital Materno Infantil Manuel Piti Fajardo, Hospital Clínico Quirúrgico Docente Aleida Fernández Chardiet (ambas en Güines) y el Hospital General Docente Leopoldito Martínez (San José de las Lajas) son gigantes insomnes que siguen batallando contra la enfermedad y la muerte, sin importar lo oscuro de estos tiempos.
En sus caparazones de hormigón palpitan dolores, miedos y esperanzas que gravitan alrededor del personal sanitario, los pacientes y sus familias. Aunque en estos bandos, por llamarlos de algún modo, cada cual tiene su propia misión y un puesto en la historia que se escribe día a día en el ámbito de la Salud Pública, todos terminan abrazados del mismo lado porque, en esencia, sus objetivos coinciden y muchas de sus inconformidades también.
En el Piti Fajardo
La directora de uno de los hospitales más concurridos de Mayabeque, el también conocido Materno de Güines, es la Dra. Gisela Hernández García, quien en el momento de hacer este reportaje, (primero de agosto), llevaba menos de una semana en el cargo.
En estos momentos, apuntó, cuentan con apenas el 50 por ciento de los recursos humanos y el 102 por ciento de índice ocupacional, lo cual trae consigo insatisfacciones en ambos “bandos”. No obstante, significó la presencia de los residentes de Obstetricia y Pediatría, jóvenes encargados de aliviar el déficit de personal especializado que caracteriza el escenario actual.
Frente a la puerta de entrada del Laboratorio central de ocho horas de este hospital, se agolpa un grupo numeroso de personas. Así lo presenciamos casi al filo del mediodía. La carencia de técnicos, (disponen del 20 por ciento del personal), y el hecho de contar solamente con un espectrofotómetro para realizar estudios hepáticos y renales, así como pruebas fundamentales para el diagnóstico y la conducta a seguir con los pacientes, impiden cubrir la creciente demanda de análisis de laboratorio.
La Licenciada Rosa Nailin Iznaga, al frente de este departamento, se refirió a otros equipos similares a este que duermen desde hace algún tiempo en las mesetas del laboratorio a la espera de que se gestione su reparación. Por otra parte, añadió, las condiciones de climatización del local no son las idóneas por lo que sigue siendo esta una asignatura pendiente.
En el área de Neonatología pueden, pueden faltar brazos, inclusive, estar muy viejos los respiradores, como también es el caso, pero allí hay médicos y enfermeras casi invencibles, entregados en cuerpo y alma a la tarea de salvar a los recién nacidos que precisan de cuidados especiales.
En materia constructiva, la Mipyme Soluciones Reome acaba de restaurar la instalación eléctrica del Cuerpo de guardia de Pediatría, cerrado hace casi un año debido a filtraciones y algunos daños estructurales. Otra empresa privada de la construcción, “Saborí”, labora en estos momentos en la reparación hidrosanitaria de diferentes espacios.
Aunque el Piti Fajardo ha sido objeto a lo largo de la última década de varios proyectos constructivos, algunos de ellos inacabados, la renovación de la sala de Perinatología hace dos años contribuyó a la calidad de sus servicios. La Dra. Osiris Fernández Quesada, especialista de primer grado de Ginecología y Obstetricia, es la Jefa de la sala y a juzgar por su ternura y elocuencia, asumo que es al mismo tiempo el hada madrina de las embarazadas de alto riesgo que son ingresadas en el lugar.
“He sido testigo de la mejoría. Antes teníamos solamente seis camas. No podíamos atender de manera adecuada a todos los casos más graves ni a las que regresaban de esos cuidados. Ahora sí. Incluso, tenemos mejores condiciones para aplicar el Misofar, un fármaco usado con éxito en la maduración cervical e inducción del parto a término.”
En cuanto a las limitaciones, se refirió a la falta de un equipo de ultrasonido exclusivo para Perinatología.
“Aunque esta sala está priorizada, cuando se retarda el ultrasonido, se nos dificulta tomar una conducta más rápida con las pacientes.” Aquí también faltan enfermeras y las que permanecen a sombra y sol, multiplican sus esfuerzos. Por su parte, la doctora Osiris visita, imparte docencia, programa las interconsultas con los diferentes especialistas, vigila, diagnostica, protege. De ello da fe Yasmín Acosta quien, pese a estar aquejada de una preeclampsia, confía en que en menos de un mes podrá abrazar a su bebé, gracias al cuidado de esos profesionales.
El servicio de guardia de Ginecología y Obstetricia es liderado por el Dr. Pablo Miguel Mesa Carrasco quien se debe a su profesión tanto como al Piti Fajardo. Antes de entrar para verlo en acción observamos las latas vacías y los papeles en el suelo de la sala de espera. Al respecto, este especialista de primer grado de Ginecología y Obstetricia con 40 años de experiencia, subrayó que es un acto de indolencia sobre todo cuando es bien conocido que la limpieza de los hospitales “la llevan a cabo los internos y estos no vienen todos los días.”
En el Aleida
Ese mismo día y casi a las dos de la tarde llegamos a este hospital. No son muchas las personas que a esa hora esperaban en las salas de estar un resultado de laboratorio o el momento para ser atendidos en las consultas. En el Cuerpo de guardia de Pediatría, que funciona allí desde el once de septiembre del pasado año debido a las razones antes mencionadas vimos en acción a tres pediatras. Entre ellos estaba la Dra. Niurka Mirabal Méndez, quien enumeró las facilidades y los inconvenientes de permanecer allí durante casi un año: “En el Piti teníamos mejores condiciones de espacio, una planta completa con cuartos individuales para el aislamiento de casos con determinadas enfermedades.
Aquí estamos ubicados donde estaba el servicio de Imagenología de urgencia. Es un local que se ha adaptado, pero no reúne las condiciones idóneas. No obstante, tenemos la ventaja en el Aleida de tener a los médicos de diferentes especialidades. Por ejemplo, aunque no hay cirugía pediátrica, el especialista puede hacer sus valoraciones, suturar una herida y hacer otros procederes sin necesidad de trasladar al paciente hacia un hospital de La Habana. “La doctora resaltó que el servicio de Pediatría ha seguido funcionando bien, pese a otras dificultades que no tienen que ver con el factor humano”.
La vicedirectora de Asistencia Médica del hospital, Dra. Herenia Elejalde Aguiar describe a grandes rasgos la situación. “Nos faltan especialistas. De 299 contamos con 90.” Se refirió asimismo, que para dar solución a las carencias de medicamentos e insumos han creado un puesto de mando para gestionar ese tipo de recursos materiales en otras provincias del país, lo cual, dijo, ha dado buenos resultados. También diseñaron un plan de recuperación de equipos que logra materializarse con el concurso de la Mipyme Soluciones Reome, empresa que además de reparar ha hecho algunos donativos. Reconoció que en medio de tantas limitaciones, se impone mejorar la actitud de algunos trabajadores. Las carencias, insistió no justifican el comportamiento inapropiado respecto a los pacientes y compañeros de labor.
Llegamos en su compañía hasta la Sala de Nefrología. La pintura descolorida, las aceras alrededor rotas y la huella verdinegra de la humedad, son marcas visibles de la falta de mantenimiento. Lo más lamentable es que en esta unidad que jamás, ni en los días de contingencia energética más críticos, ha dejado de prestar servicios, el personal no disponga de las condiciones indispensables dentro del área donde se realizan las hemodiálisis para el lavado de las manos, por lo que tienen que salir al patio para hacerlo. La Jefa de Enfermería, Aimé Quiñones Armas, subrayó que también tienen dificultades con la climatización. “Ese aire está roto”, señaló el equipo en una de las paredes. “Puede haber otros problemas, pero siempre se solucionan en el día porque estos pacientes, (79 en estos momentos), no pueden esperar.”
Al indagar acerca de la posible renovación de la Sala de Nefrología, La directora de Salud Pública de Mayabeque, Dra Yanelis Reyes Fernández, explicó que no se incluyó en el plan de mantenimientos e inversiones de este año, porque se prevé acondicionar una sala de ese tipo en San José de las Lajas. Los pacientes se trasladarían hacia allí hasta tanto sea reparada la de Güines.”
En el Leopoldito
Una bandera cubana y otra del 26 de julio adornan de manera permanente su fachada desde hace más de un mes. La entrada principal casi siempre es un hervidero de gente en las mañanas y por ello aproveché para sondear el criterio de los pacientes respecto al servicio de Ortopedia. No tropecé con opiniones negativas respecto a los médicos y técnicos que se desempeñan en esa área.
El ruido de la faena constructiva me guió hasta la Sala de Observación donde una Brigada de la Mipyme Saborí se empeña en dejarla como nueva. Alexander Hernández, al frente de los constructores, me condujo a la sala contigua donde se acondiciona una Unidad de Cuidados Intensivos para pacientes con afecciones cerebrovasculares. Antes, esta misma empresa privada transformó y mejoró la Sala A de Medicina General donde se ven los cubículos rehabilitados, incluso con ventiladores, baños remozados y otros beneficios. Melbis Tresgallo, ingresada allí a causa de accidente isquémico transitorio afirmó que ha recibido buenas atenciones, incluyendo los medicamentos para tratar su padecimiento.
En la Sala de Oncohematología el personal especializado sigue al pie del cañón. Hoy les está faltando personal de Enfermería y algunos fármacos, pero lo que más los golpea es la carencia de los medios diagnósticos para realizar la tomografía y broncoscopía. La especialista en Oncología, Yenisleydis Vals Machado, dijo que frente a esta situación el propio personal y los pacientes gestionan esas pruebas en la capital, una cuestión que pudiera solucionarse, apuntó, de diseñarse y ponerse en práctica convenios con los hospitales que sí disponen de los medios diagnósticos tan necesarios para adoptar las terapias y el seguimiento a los pacientes oncológicos.
Cerré mi travesía en el Cuerpo de Guardia de Pediatría, donde captó mi atención, además de la juventud de las dos doctoras en servicio, la llave rota del lavamanos. Una de ellas, la Dra. Anais Góngora, se refirió a la carencia de depresores y a la mala calidad y poca variedad de los alimentos elaborados en la cocina del hospital que se destina al consumo de los trabajadores.
Conclusiones
Aunque el sector de la Salud Pública atraviesa uno de los peores momentos del período revolucionario, es importante destacar la profesionalidad y la consagración de los recursos humanos que permanecen en sus puestos, sin perder la sensibilidad y la pasión por la medicina, pese a los inconvenientes que enfrentan cada día.
Por otro lado, no podemos desconocer que el déficit de personal, sobre todo de Enfermería, especialistas y técnicos impide brindar con óptima calidad bienes y servicios de salud. Las limitaciones de recursos materiales, como medios diagnósticos, reactivos y la rotura de equipos, igualmente debilitan el escudo que ha protegido por décadas la salud de nuestra población.
Si bien es importante reconocer la gran responsabilidad del bloqueo en todo ello, también lo es crear mecanismos de resiliencia para mantener vivos los principios sanitarios que ha enarbolado el sistema socialista cubano.
Se llevan a cabo obras constructivas con impacto positivo, pero el mantenimiento preventivo sigue fallando, lo cual conlleva al deterioro de la infraestructura y a un gasto mucho mayor de recursos materiales y financieros para su solución.
La mala gestión administrativa pone en riesgo al propio personal sanitario que carece de agua y condiciones básicas para el lavado de las manos, como en los casos expuestos en este reportaje, a lo que se añade la deficiente alimentación y las pocas atenciones que reciben durante sus jornadas de trabajo.
No puedo dejar de mencionar la indolencia, muchas veces, de la propia población que acude a los centros de salud y descuida la higiene, maltrata la propiedad social y afea los entornos hospitalarios.
Dejo para cerrar esta pregunta: ¿Qué más podemos hacer, entre todos, para mejorar la calidad de los servicios en nuestras instituciones insignias de la Salud Pública? (rda)