A propósito del 23 de agosto, emerge la historia de una directiva que encarna la esencia más pura del liderazgo: aquel que nace del pueblo y para el pueblo. Su trayectoria es un testimonio de superación constante?desde los algoritmos y cálculos meticulosos en las pizarras académicas hasta la responsabilidad de representar a su gente como vicegobernadora.
Ella, que en la foto no alcanza la altura física de Javier Sotomayor, lleva consigo la grandeza de quienes rompen récords con inteligencia y corazón. Su liderazgo se mide en gestos concretos: no pierde el saludo ni la sonrisa con sus coterráneos, incluso en los días más complejos. Su mirada limpia y voluntariosa enfrenta las dificultades con una determinación que inspira, pero es en el acompañamiento valiente donde se revela su naturaleza genuina. Así lo vivencié recientemente cuando estuvo ahí, también en las malas, asumiendo los desafíos con igual entereza hasta buscar soluciones y compromiso.
Con una humildad que conquista y una firmeza que transforma, María Dailis Guerra Moré demuestra que el poder verdadero no acecha, acerca, y que en sus actuales responsabilidades mantiene una estirpe hermosa pero férrea, como la mujer cubana. (rda)