Les prometí a un grupo de adolescentes que cursan el noveno grado y les interesa la Enfermería, que les ayudaría a conocer las interioridades de la carrera.
Hubiese podido contarles, resumir los aspectos referidos al plan de estudio, las competencias de la profesión y las cualidades que debe reunir una persona para transitar por la formación académica y lograr, una vez graduada, el éxito en el desempeño de esa actividad. Es una información fácil de encontrar en Internet.
Pero algo tan frío no daría un buen resultado, sin contar que yo, obviamente, no soy la más indicada para abrirles esa puerta al futuro. Entonces pedí la colaboración de la MsC. Eylin Hernández León, profesora asistente de Enfermería en el Bloque Docente Luis Augusto Turcios Lima, en San José de las Lajas, perteneciente a la Facultad de Ciencias Médicas de Mayabeque news. Ella, con gusto, aceptó.
Además de su brillante hoja de servicio (30 años) y de ellos, 15 dedicados a la docencia, Eylin es una mujer alegre, abierta y objetiva, capaz de conectar a la perfección con quienes le rodean. Con su experiencia y facilidad para comunicar, las jóvenes aspirantes tendrían más claridad y certezas, me dije.
Hay quienes dicen que la vocación es un bichito que vive dentro de nosotros y que bien podría asociarse a una cuestión genética, mientras otros afirman que un ejemplo inspirador siempre podrá revelarnos para qué estamos hechos.
De cualquier manera, la inclinación por un oficio o una profesión necesita de un orfebre para moldearla, darle brillo y alas, hacerla crecer.
Convencidas de todo ello, Eylin y yo nos confabulamos para incentivar el gusto por la Enfermería en Verónica, Amanda, Yesica y Erika, alumnas del centro mixto Enrique Hart Dávalos, en San José de las Lajas. Ellas lo deseaban y tratamos de cumplir sus expectativas.
Nos reunimos en un aula del Bloque Docente donde Eylin les brindó una panorámica general de la carrera de Técnico Medio de Enfermería, a la cual pueden acceder al concluir el noveno grado. Les dijo que también tienen la opción de estudiar la Licenciatura de la especialidad al terminar el preuniversitario.
En cuanto a la labor asistencial del personal de Enfermería, recalcó: “Tiene que gustarte lo que haces”, y, sin endulzar su discurso, describió los sacrificios que conlleva ese trabajo, al tiempo que insistió en la importancia de estudiar continuamente y de no perder en el futuro, bajo ninguna circunstancia, la paciencia y la ternura.
Después las invitó al laboratorio, ubicado a unos pocos metros del Bloque Docente. Mientras nos trasladábamos hacia allí, nos encontramos con la hija de Eylin, Crisrhin Mary, quien cursa el cuarto año de la carrera de Medicina. “Hoy aprendí a suturar”, así saludó a su mamá y de esa manera, sin ella sospecharlo, estimulaba la magia del primer encuentro de Verónica, Amanda, Yesica y Erika con la Enfermería.
El laboratorio es un local relativamente pequeño, aunque dotado de lo indispensable para combinar la teoría con la práctica. “No se asusten si ven a alguien en la entrada, es un maniquí”, les advirtió Eylin a las muchachitas que no paraban de sonreír.
Y sí, había un muñeco adulto acostado en una cama y otro, del tamaño de un niño de dos o tres años, en otra. Demostró, usando ambas figuras, algunos de los procedimientos más comunes aplicados en las unidades asistenciales, entre ellos inyectar, algo que, subrayó, no es tan fácil como muchos piensan.
Les enseñó cómo se pone la sonda nasogástrica Levin, la manera en que se reanima a un paciente, se hace una prueba citológica y se asiste a un enfermo de edad pediátrica….
Las niñas de secundaria se quedaron encantadas con Eylin y sus lecciones. Como recuerdo de aquel día se hicieron juntas una fotografía que, a mi modo ver, significa movimiento, vida y esperanza, tres elementos que sedimentan el camino hacia el porvenir.
La formación vocacional es una brújula que funciona mejor con amor, dedicación y compromiso. Todas esas virtudes distinguen a la enfermera Eylin, profesora de varias generaciones de enfermeras y enfermeros, madre de una futura doctora y ahora, guía de cuatro adolescentes (seguro se sumarán más) que un día llevarán con orgullo la bata blanca y la cofia. Este tipo de encuentro, tan necesario, se repetirá. Lo prometimos. Queremos ayudar.
En estos momentos, muchos adolescentes están desorientados y no tienen claro qué camino tomar. Si eligen bien, podrán realizarse personal y profesionalmente y al mismo tiempo, servir mejor a la sociedad. Se necesitan recursos humanos en áreas de la economía, la ciencia, la educación, el deporte, los servicios de todo tipo destinados a la población. La migración ha dejado espacios vacíos. No debemos minimizar el problema. Cubrir esos puestos con el capital humano que, además de competente se sienta a gusto, es uno de los grandes desafíos del mercado laboral en Mayabeque.
Está demostrado que un buen trabajo de formación vocacional es garantía para alcanzar un mayor porcentaje de graduados que tributen al incremento de la riqueza y el bienestar de la sociedad. Para conseguirlo es primordial rescatar las alianzas entre los colectivos laborales y las escuelas. ¿Qué estudio? no es una pregunta que deba quedarse sin respuestas. Mucho menos ahora. (Diario Mayabeque) (rda)





