Naciones Unidas advirtió que unos 20 países están hoy en riesgo de enfrentar una hambruna en los próximos meses a causa de la agudización de la violencia, la crisis económica y los eventos climáticos extremos, publica Prensa Latina.
Un informe publicado recientemente por la mayor organización internacional también señala entre los peligros para esas naciones a las amenazas transfronterizas como la langosta del desierto y la falta de acceso a la asistencia humanitaria.
La situación de esos países está reflejada en el Análisis de Advertencia Temprana de los Lugares con Inseguridad Alimentaria Aguda, el cual explica que la combinación de conflictos, crisis económica y la Covid-19 lleva cada día a más gente a una situación de emergencia alimentaria.
Entre los territorios citados por la ONU están Burkina Faso, el noroeste de Nigeria, Sudán del Sur,Yemen y la República Democrática del Congo, este último con 22 millones de personas que padecen inseguridad alimentaria aguda, la mayor cifra en un solo país.
Precisa el texto que en el caso de Burkina Faso ha sufrido el mayor aumento, ya que el número de personas que padecen hambre en forma acuciante casi se ha triplicado en comparación con 2019, debido al incremento de los conflictos, los desplazamientos y los efectos asociados a la Covid-19 en el empleo y el acceso a los alimentos.
Pero estos países están lejos de ser la única señal de alerta en un mapa global que muestra que los niveles de inseguridad alimentaria aguda alcanzan nuevos máximos a nivel mundial, impulsados por una combinación de factores, señala el informe.
El objetivo del documento sobre las zonas problemáticas es señalar las medidas urgentes que pueden adoptarse ahora para evitar una emergencia grave -o una serie de emergencias- en un plazo de tres a seis meses.
La evolución de esa situación en las naciones de mayor riesgo dependerá de la dinámica de los conflictos, los precios de los alimentos y los innumerables efectos de la pandemia de la Covid-19 en sus sistemas alimentarios, el comportamiento de las lluvias y las cosechas, el acceso humanitario y la disposición de los donantes a seguir financiando las operaciones humanitarias.
El director de Emergencias y Resiliencia de la FAO, Dominique Burgeon, dijo que se trata de ‘una llamada urgente a la acción’, e indicó que las crisis sanitaria y económica han erosionado la capacidad de mucha gente de producir y acceder a los alimentos, acercándola a condiciones de hambre extrema.
La situación de catástrofe-hambruna es la más grave de las cinco etapas utilizadas por el sistema de Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases para indicar los grados crecientes de inseguridad alimentaria. Cuando se declara esta fase extrema, significa que la gente ya ha empezado a morir de inanición.
En tal sentido la ONU advierte que, a menos que se tomen medidas urgentes ahora, el mundo podría experimentar su primer brote de hambruna desde que se declaró por última vez en 2017 en algunas áreas de Sudán del Sur. (BSH)
Redacción Digital
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