Nace huérfana de alma y de sentido la creación artística que no tiene bandera propia; que se consolida en el resentimiento ajeno; y que busca, como único propósito, intentar contaminar pensamientos con la manipulación, a conveniencia, de la historia de un pueblo y su cultura.
Huele a azufre el arte que nace a merced de la voluntad de quienes pagan, a toda costa y a todo costo, para intentar irrumpir, desde la más burda injerencia política, en la soberanía de una nación.
Nace huérfana de alma y de sentido la creación artística que no tiene bandera propia; que se consolida en el resentimiento ajeno; y que busca, como único propósito, intentar contaminar pensamientos con la manipulación, a conveniencia, de la historia de un pueblo y su cultura.
Ese tipo de creación ni emociona ni contagia ni convida. Apenas encuentra eco en la contrarrevolución desgastada, que dentro y fuera de esta Isla, orquesta campañas para presionar y utilizar el arte con fines politiqueros.
Pobres de espíritu los que condicionan su obra, su talento y su carrera a tan mezquinos afanes, de cuyas malformaciones más recientes ha surgido el video clip mal llamado Patria y vida, que en las voces de Yotuel Romero, Descemer Bueno, Maykel Osorbo y El Funky, y el dúo Gente de Zona, promueve la reescritura de lo que somos.
Así se canta a la Patria: “Vivo en un país libre/ cual solamente puede ser libre/ en esta tierra, en este instante/ y soy feliz porque soy gigante/…”, manifestó en su cuenta en la red social Twitter nuestro Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y no hizo falta nada más para ratificar la certeza de que los genuinos conceptos de Patria y de libertad en Cuba, son los que defendemos desde hace más de 60 años bajo el legado eterno de Fidel.
Al concluir su tuit con otro fragmento de la canción Pequeña serenata diurna, del trovador Silvio Rodríguez: “…Soy feliz, soy un hombre feliz/ y quiero que me perdonen/ por este día, los muertos de mi felicidad”, Díaz-Canel reafirmó las esencias de la música que realmente nos identifica y nos enorgullece como cubanos.
Esa otra, que se enloda fácilmente, que pretende fragmentar raíces, y que nombra sin honra al Che y a Martí, esa aquí no es música.
Ya lo señaló el Apóstol, quien nos sigue alertando desde la vigencia de su palabra escrita: “Disfraz abominable y losa fúnebre son las sonrisas y los pensamientos cuando se vive sin Patria, o se ven en garras enemigas un pedazo de ella”. (IVP)