Bombardeos en Hiroshima y Nagasaki.

Han transcurrido 76 años de aquel crimen de lesa humanidad cometido por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, al lanzar bombas atómicas durante la Segunda Guerra Mundial contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.

Según publica Radio Angulo, con esa criminal decisión el imperio yanqui pretendió demostrar su poderío militar a la vez que someter a Japón y dar por terminado definitivamente el conflicto bélico.

El seis de agosto de 1945 fue lanzada sobre la ciudad de Hiroshima la bomba atómica Little Boy que provocó la muerte de unas 140 mil personas, y tres días después, el nueve de agosto fue arrojada sobre Nagasaki otra bomba nuclear de mayor poder, denominada Fat Man, aunque debido a la topografía del terreno cobró una cifra inferior de víctimas, alrededor de 80 mil entre muertos y heridos.

Semejante masacre resultó el saldo inicial de ambos criminales bombardeos nucleares, pues las generaciones posteriores de pobladores de esas urbes japonesas sufrieron también las secuelas de la radiactividad, y la aparición de enfermedades derivadas de esas explosiones.

A partir de entonces la carrera armamentista ha tenido un desarrollo descomunal, siempre con los Estados Unidos de Norteamérica como gendarme internacional, en busca de materializar sus afanes expansionistas y establecer sus designios en todos los confines del universo.

Por lo antes expuesto, al recordar a las víctimas de los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, se impone un llamado a la cordura, a detener la carrera armamentista, promover la paz entre todos los países y luchar porque lo acontecido en agosto de 1945 sea solo una pesadilla que no debe repetirse jamás, porque el poder de las armas nucleares existentes en la actualidad es tal que puede extinguir la especie humana. (BSH)

Por Redacción digital

Equipo de redactores del sitio web de Radio Mayabeque

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