La Habana, Cuba: El reposo que disfruta el visitante en los predios del Jardín Botánico Nacional (JBN) contrasta con la energía de su colectivo, que impulsa varias acciones para atemperar la gestión al escenario económico de hoy, publica Prensa Latina.
Su director general, Carlos Manuel Pérez, declaró a Negocios en Cuba que, desde que fue fundada, el carácter de la institución es académico –por las tareas asociadas a la enseñanza de la rama biológica que abordan–, científico y también recreativo.
Es una entidad pública, agregó, presupuestada por el Estado, y dentro de sus funciones realiza un grupo de actividades que originan ingresos, siendo la más conocida la visita guiada que hacen connacionales y extranjeros.
De la misma manera en la que afectó a todos los sectores relacionados con el esparcimiento, la actual contingencia sanitaria obligó al centro a cerrar las puertas a los clientes.
No obstante, precisó el directivo, buscan nuevas fuentes de financiación, a partir de su potencial y de las posibilidades derivadas del ordenamiento monetario, que dispuso la unificación de las dos monedas de curso legal en el país y otras medidas tomadas por las autoridades.
‘La iniciativa que hemos trabajado con más fuerza en los últimos meses ha estado asociada a la ejecución de proyectos de paisajismo llave en mano en la Zona Especial de Desarrollo Mariel.
‘Allí se acometen importantes inversiones extranjeras en un espacio cercano al mar, aledaño al puerto, lo que obliga a tener en cuenta requerimientos muy especializados para poder hacer germinar ciertas plantas, arbustos y otros elementos del verde urbano que demanda el lugar’, alegó.
El funcionario expresó que se afanan en poner toda la sapiencia del Jardín en respaldar dichos planes, donde accionarían en las áreas de vegetación dentro de las inversiones; pero también en la ejecución de obras públicas como el arbolado.
Se trata, dijo, de crear un entorno mucho más agradable, donde se combine la admirable infraestructura alcanzada con una perfecta armonía de los ambientes naturales.
A juicio de Pérez, y a tenor de la Resolución 115 del Ministerio de Economía y Planificación, el Jardín retendría una parte considerable de los ingresos en divisas que se obtengan de esas obras que, además, serían revertidos en las subestructuras y la sostenibilidad de la institución.
En caso de que logremos adquirir capital con esa clase de actividades, y en ello nos empeñamos, habremos logrado descargar al Estado de la asignación de recursos financieros que hoy se encuentran limitados, sentenció.
Si bien el propio centro capta alrededor del 60 por ciento de los fondos que necesita para mantener su vitalidad, la idea es reducir el presupuesto conferido y que el monto ganado, aun si supera el del gasto, se invierta en los proyectos de educación ambiental implementados en las instalaciones.
En materia de conservación, añadió, requerimos maquinarias, herramientas, insumos, tecnologías, indumentaria especializada y determinados medios que el país forzosamente compra en el extranjero.
De modo que, si nosotros podemos generar tal liquidez, financiaremos también esos recursos, manifestó.
Asimismo, según reveló, la institución posee más de 400 trabajadores para su sostenimiento y debe preservar una infraestructura de gran tamaño que abarca, por ejemplo, carreteras, restaurantes, cafeterías y centros científicos.
CREDENCIALES MÁS QUE SOBRADAS
El JBN ocupa una extensión de más de 500 hectáreas, donde recibe mantenimiento y se desarrolla una cifra superior a los 400 mil individuos y conviven más de tres mil especies de plantas.
A la par, tiene una experiencia acumulada de más de 50 años en la creación, el seguimiento y la sostenibilidad en el diseño de paisajes.
Existe aquí un personal altamente calificado, comentó Pérez, y al ser una entidad científica contamos con botánicos, agrónomos y otros expertos afines a este tipo de labor.
En el colectivo hay arquitectos paisajistas y una red de provechosas relaciones con empresas estatales, trabajadores por cuenta propia y dueños de viveros que complementan los servicios que se nos puedan solicitar, aseveró.
En la actualidad, anunció Pérez, emprendemos un nuevo proyecto.
‘Hablo de lo que será la Escuela Nacional de Horticultura y Paisajismo, donde tenemos la pretensión de formar, con un nivel profesional alto, a los jardineros, técnicos, obreros y otros profesionales que interactúan con el verde urbano.
‘Las primeras acciones que estamos haciendo tienen que ver con la capacitación de los podadores de la Unión Eléctrica’, expuso.
Gracias a un curso que empezará próximamente, detalló, podremos generalizar conocimientos que permitan mejorar el abordaje que se hace en el manejo de los árboles cercanos al tendido eléctrico.
Tenemos, subrayó, la visión de fomentar los nexos con diferentes instituciones académicas y científicas internacionales, y de acceder a fondos de cooperación que respalden la sostenibilidad de este espacio que es, en definitiva, un tesoro de la nación cubana. (BSH)
Redacción Digital
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