El hombre se transforma en la medida que lo hace su conciencia. Los trabajadores de la Empresa Agroindustrial Azucarera (EAA) Héctor Molina, de Mayabeque, recibieron la noticia del cierre de la fábrica como un corrientazo; a poco más de un año de empezar a domar un esquema de economía circular la vida cambió radicalmente.
Para la zafra 2021-2022 había caña, el ingenio producía bajo los esquemas tradicionales y la propuesta de paralización generó la reubicación de más de 500 trabajadores industriales, deudas por más de 100 millones de pesos y altos niveles de caña quemada, quedadas y requedadas en las 32 unidades productoras.
Un equipo técnico visitó destilerías del centro del país y surgieron los principales cambios. Convirtieron el central en fábrica flexible: en lugar de azúcar producen meladura, adaptaron una columna para la destilación de aguardiente, reorganizaron la fuerza de los procesos productivos junto a sistemas de pago que garantizan incrementos de la productividad y los ingresos, sobre la base de la eficiencia. Crearon un modelo de negocio que alcanzó la Bandera de Proeza Laboral.
Ahora el Héctor Molina muele todo el año (más de 62 mil toneladas (t) en el último calendario), fabricaron 7 mil t de meladura, 18 mil hectolitros de aguardiente y entregaron 300 MW al Sistema Eléctrico Nacional; además logran ventas superiores a los 600 millones de pesos, al cierre de septiembre acumulan utilidades y no contraen deudas con otras entidades.
Sus unidades empresariales también las tienen y distribuyen a sus trabajadores de forma anticipada al cierre de cada trimestre, lo que genera un ingreso medio de 15 mil pesos mensuales por trabajador. Con sus recursos financieros adquieren medios de protección y atención al personal para la mejora continua de los procesos.
Las flores más bellas han nacido en el alma de los trabajadores, que les han puesto sandunga a comunidades mustias, pensando más allá de la producción: en la gente, en los niños, en las mujeres. Así crearon la casita infantil Semillitas del futuro en la cooperativa Humberto Hernández; un parque infantil y el remozamiento de la escuela primaria de la comunidad La Margarita, la escuela especial Raciel López, el politécnico Amílcar Cabral; bodegas; consultorios del médico de la familia, farmacias; terrenos de pelota (el equipo de la empresa es campeón provincial de la 40 y 41 Liga Azucarera y discute la subserie occidental después de vencer a Artemisa), caminos y carreteras.
Los trabajadores de la EAA Héctor Molina retocaron el entorno, y con ello la salud espiritual de sus colectivos, que mayoritariamente se asientan en La Margarita y bateyes cercanos; con inteligencia y un cambio de mentalidad fueron al detalle de lo humano y lo divino. Nadie imagine que fue fácil, requiere recursos y financiamientos que obtienen con el resultado de la eficiencia y de profundos cambios. El futuro les depara nuevos retos para que juntos se conviertan en proa de la difícil tarea de salvar el sector. (LHS)