Ciudad del Vaticano: El papa Francisco recibió hoy a una delegación de la Conferencia de Rabinos Europeos, y en su discurso abordó el actual conflicto israelí-palestino en Medio Oriente, donde “una vez más la violencia y la guerra han estallado”.

“Nuestros primeros pensamientos y oraciones se dirigen sobre todo a lo sucedido en las últimas semanas”, expresa el documento, que el Sumo Pontífice entregó a los asistentes ante la imposibilidad de leerlo debido a un leve resfriado, según señaló a medios informativos el director de la oficina de prensa vaticana, Matteo Bruni.

¡No las armas, al terrorismo, a la guerra!, expresa el texto, donde Francisco manifiesta que “la compasión, la justicia y el diálogo son los medios adecuados para construir la paz” y refiere su preocupación además por la proliferación de manifestaciones antisemitas, “que condeno firmemente”.

“Ciertamente no ante la repentina oleada de venganza y la locura del odio y de la guerra”, añadió el Obispo de Roma en su llamado, ante los rabinos europeos.

Publica Prensa Latina que el domingo último, luego de concluir el tradicional rezo del Ángelus, Francisco demandó el cese al fuego en ese conflicto, frenar la escalada bélica y posibilitar que la ayuda internacional llegue a la Franja de Gaza, para que se pueda asistir a los heridos y la ayuda llegue a los palestinos en esa zona “donde la situación humanitaria es muy grave”. En relación con la grave situación en Medio Oriente, ante el incremento de los bombardeos de Israel contra la población palestina, el papa Francisco alertó el pasado miércoles sobre una posible escalada mundial, a la vez que patentizó su confianza en la sabiduría humana para evitar que suceda.

En una entrevista concedida al espacio noticioso televisivo italiano TG1, aseveró que “toda guerra es una derrota, nada se resuelve con la guerra, nada, todo se gana con la paz, con el diálogo”.

Sobre las vías para una solución del conflicto entre Israel y Palestina, el Papa consideró que son “dos pueblos que tienen que convivir”, y reafirmó la validez de los acuerdos de Oslo de 1993 para una solución permanente, con la fórmula “dos Estados bien limitados y Jerusalén con un estatuto especial”.