Abanderamiento de bando Rojo y Azul de las Charangas de Bejucal. Foto: Eve Martínez

Mayabeque, Cuba: La tricentenaria ciudad de Bejucal acogió luego de años de olvido una de las tradiciones más antiguas y queridas por el pueblo bejucaleño, una cultura que se hace realidad y constituye historia, las Charangas.

El abanderamiento volvió a ocurrir, tras seis años sin celebrarse y resalta por ser una de las actividades indentitarias de estas festividades que tuvo lugar, como es costumbre, en el parque de la demarcación.

Durante la celebración se recordó a Moisés Perdomo y Roberto Hernández Jufre, dos artistas que entregaron todo su talento a la creación de las piezas o carrozas más inolvidables, a ellos, se les dedicó más que un minuto de silencio, un merecido aplauso.

Las Charangas nacen de la más auténtica vena popular en ocasión de la Noche Buena, especialmente de la Misa del Gallo y desde un inicio estuvieron cifradas por las procesiones festivas y las tradiciones músico- danzarias españolas y africanas.

Como muchas celebraciones del mundo, resultan imprescindibles para las comunidades que las crearon. Es una gran fiesta de participación popular, como ocurre en las actividades desarrolladas desde el pasado dos de diciembre con el pasacalle charanguero.

Se trata del enfrentamiento entre dos bandos, sus iniciativas y finalmente sus carrozas, máximas exponentes del hecho cultural que representa está tradición.

Cómo la historia lo indica el abanderamiento debía estar cargado de risas, rivalidad sana y felicidad. La Compañía Sabor Latino, de San José de las Lajas, fue la encargada de la buena música para los presentes, que además sirvió de espacio para que desfilarán ambos bandos ante un pueblo contagiado de alegría.

El abanderamiento oficial estuvo a cargo del Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba en Bejucal, Hamlet Valdés León para el bando rojo, la Espina de Oro y en el caso del bando azul, la Ceiba de Plata fue por parte de la Presidenta de la Asamblea Municipal, Ana María Gallardo y el Intendente del territorio, Alexis Padilla.

Cómo la celebración debía continuar tanto la Espina de Oro como la Ceiba de Plata presentaron todas sus iniciativas y además intercambiaron sus principales representantes regalos alegóricos a la festividad.

Sin dudas, el camino más arduo y constante para cualquier tradición será siempre el de ensanchar los nexos y el protagonismo del pueblo en su obra cultural. Por eso, Bejucal ha hecho a sus Charangas y las Charangas han hecho a Bejucal. (IVP)