El reloj marcaba las 4:25 de la tarde, era 5 de marzo de 2013 y dejaba de latir el corazón de uno de los más dignos hijos de Latinoamérica, el dolor y el llanto entonces se adueñaron del momento.
Pero al instante, con fuerza huracanada Hugo Rafael Chávez Frías comenzó a vibrar en el pecho de venezolanos y de todos los revolucionarios del mundo.
Por eso a siete años del trascendental acontecimiento que movió sentimientos y reafirmó principios, el Comandante eterno de la Revolución Bolivariana sigue en pie de lucha desde el Cuartel de la montaña.
Allí donde no hay quietud ni tiempo para el descanso, sigue haciendo historia Chávez como auténtico protagonista.
Nadie lo duda, incluso los que apostaron por su muerte, los que arremeten con fuerza y violencia contra quienes defienden la libertad y la justicia, tienen que reconocer que los hombres mueren pero las ideas se robustecen y se convierten en banderas y principios irrenunciables.
Hugo Chávez, corazón de pueblo, no hay mejor definición, porque el niño arañero de Sabaneta, el joven soldado, el legítimo presidente, es presencia viva en el canto de los niños, el triunfo de los atletas, la sonrisa de las mujeres, la sabiduría de los ancianos, el compromiso del ejército.
Chávez, el mejor amigo de Cuba, como asegurara Fidel está por sobre todo en la decisión de su pueblo de no dejarse vencer. Es 5 de marzo, y allí, en la colina, desde su trinchera Hugo Chávez saluda, motiva y compromete a seguir teniendo Patria. (LHS)
