Eusebio Leal Spengler, Historiador de La Habana.

Lo de adivinar que su estilo al hablar pudiera ser parecido a Martí no fue cosa mía, pero cuando mi mamá lo pensó, yo lo sentí con fuerza.

Entonces me dije, ¡claro! Ha sido un préstamo del Apóstol a este siglo: el tiempo, la historia y La Habana me lo confirman. Sin conocerlo a fondo, incluso así, descubro tanto detalle minucioso en todo Eusebio, que concluyo en esa magia, alguien lo pensó bien antes de enviarlo a estar entre nosotros.

Leal fue su apellido ¿casualidad?, no creo. Yo quería entrevistarlo, no sé si me iban a decir más sus respuestas, o el simple idioma de sus manos, par de enciclopedias en movimiento contándonos la vida. Le sobraba qué decir, pero nunca eran montones de frases sus intervenciones, sino caudales de cosas por imaginar, descubrir y redescubrir.

No volverá a suceder que alce la voz, pero dijo cuanto le fue imposible callar, o le dio placer llevar a la palabra, para que hoy que ya no está, tengamos el testimonio de lo bello y lo triste, de las fechas, los lugares, las cartas, las muertes, los edificios, y el tiempo. (LHS)

Adriana Fajardo Pérez

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