Los niños y el enfrentamiento a la Covid-19.

Desde el primer caso de Covid-19 registrado en Cuba, el 11 de marzo de 2020, la vida de todos ha sido otra, con el reto de cuidarnos y salvarnos.

A esta etapa de confinamiento y prohibiciones necesarias no han escapado los más pequeños de casa, un sector vulnerable ante el Sars-Cov-2, no solo en el plano epidemiológico.

Las tardes de juego prolongado, al menos en los hogares responsables, no han vuelto a ser parte de su realidad, porque es deber familiar proteger y velar por el cuidado de sus más pequeños frutos.

El quehacer cotidiano en la escuela dejó de estar, para convertirse en horas frente a un televisor, atendiendo a profesores que no son los de siempre. Han tenido los infantes, como parte de esta contienda, que adquirir la responsabilidad propia del tiempo que viven.

En medio de semejante tarea son promotores de salud en el hogar cuando de medidas sanitarias se trata, convocan, alertan y precaven, dando lecciones de toda índole.

Es por ello que se sufre cuando entre los casos confirmados están los niños, en un país donde se les protege y se les mira como el más preciado tesoro.

Entonces el llamado a la familia no se hace esperar, porque nuestros hijos, hijas, nietos y familiares en edades pediátricas nos necesitan.

Somos su escudo ante una sociedad infectada, tenemos el deber de permitirles contar la historia de estos días en el futuro sin lamentos, sin secuelas, sin recuerdos traumáticos de intensos tratamientos.

Agradezcamos a esos héroes de pequeña estatura que nos enseñan a crecernos y a ser fuertes, que se ubican en la época que viven, y que representan lo más puro y hermoso de la vida. (BSH)

Maria Amalia Pérez

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