Betty y el don de la dulzura

?Sin educación realmente no puede haber Revolución? dijo nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y nada tan acertado como esta frase, pues sin dudas es una obra de infinito amor.

?La pedagogía te escoge y te envuelve al punto de enamorarte de ella?. Así nos refiere Betty Felipe Valdés, graduada de licenciatura en educación preescolar desde el año 2020 y una apasionada por la profesión.

Ella es una joven de complexión delgada, tono suave y afable, carácter desenfadado y dulce, es uno de los rostros que engrandecen la educación en Quivicán.

Actualmente se desempeña como profesora del Centro Universitario Municipal. Atesora una larga trayectoria, desde que decidió optar por el técnico medio superior en Educación Primaria, que estudió en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona hasta hoy, Licenciada en esta especialidad, que ha aportado a su vida conocimientos que contribuyen todos los días a su proceso docente.

Su amor por esta profesión lo heredó de varias generaciones que le precedieron y también le fue inculcado desde el hogar y en su etapa como estudiante, lo que hoy con orgullo expresa como una gran meta de vida cumplida.

“El amor a la profesión me viene desde mis bisabuelos, todos recuerdan su legado y para mí seguir su ejemplo es una fortuna. Siento que soy maestra a gusto y profesión”.

Además de ejercer como profesora con la categoría de instructor en el CUM del territorio, dirige el área de extensión universitaria, es la comunicadora del centro docente y atiende directamente la cátedra del adulto mayor, un proyecto al que ha entregado todo lo aprendido y el que ha demandado de su creatividad y sensibilidad.

Felipe Valdés refiere que los retos han sido muchos desde que comenzó muy joven a impartir clases en el grado tercero de la escuela primaria Menelao Mora, adaptarme al sistema y todo lo que conllevaba eso, aunque los recuerdos que me dejó esa etapa fue maravillosa. En realidad el mayor desafío será siempre lograr algo más.

Los maestros son como la letra viva y deben tener el don de saber servir y ayudar. Ahí radica la esencia de esta joven, quien se ha entregado al magisterio como forma de crecimiento profesional y espiritual.