El curso escolar 2019-2020 recién comenzó y lo hace al influjo de la vuelta a las aulas de maestros y profesores recién graduados, junto a otros de vasta experiencia y sobre todo, de aquellos que luego de alejarse un tiempo más o menos prologando del ámbito docente decidieron retomar el ejercicio de la profesión.
Recibida con gran entusiasmo la noticia de la reincorporación de los docentes que clasifican en ese último grupo ha hecho a algunas sacar ciertas cuentas, sobre todo por aquello de cobertura y el alivio del déficit por el éxodo que durante los últimos decenios, resultó considerable. Sin aludir a motivos materiales el regreso de algunos de esos profesionales podría entenderse.
Es entonces cuando viene a la memoria la obra insigne de aquel filósofo, maestro por excelencia formador que engrandeció el sentido de la nacionalidad cubana. Don José de la Luz y Caballero. Y en el recuento de esa obra, se hace presentes aquellos aforismos del ilustre educador. Maestro ha de ser toda inspiración, carácter, templanza, flexibilidad. O este otro Háganse respetables los maestros y será respetados.
No basta entonces con que saquemos cuentas y nos ilusionemos con cifras. No ha de olvidarse ahora a quienes, a pesar de penurias y de tiempos difíciles. Jamás han renunciado a su vocación de servicio.
Sería Pertinente en ese instante acudir una vez más a José Martí, el más grande maestro de todos los cubanos. “Para ser Maestro de otro, es necesario saber servir”. (BSH)