En momentos en que cada vez más se necesita una mayor responsabilidad individual para evitar contagios del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, es muy necesario interiorizar el testimonio de Jorge Ramón Hernández Marrero, habitante de Guanabo que se infectó en un bar en el municipio Playa, en La Habana y contagió luego a sus padres.
Él fue asintomático, pero por muchos días su madre estuvo al borde de la muerte. En una segunda publicación, le propondremos el testimonio del padre y, como cierre, el de la madre, cargado de la sabiduría ganada por haber vivido un episodio tan desgarrador y del agradecimiento a los médicos y a su país. Ahora, las vivencias de un joven sobreviviente de una experiencia que merece ser compartida, gracias por hacerlo:
“Cuando pasó La Habana a la Fase 1 de la Covid, nosotros nos pusimos de acuerdo, vaya y nos confiamos un poco, la verdad. Yo tenía desenvolvimiento en la calle y en el trabajo y eso, y no había pasado nada grave y yo sinceramente pensé que se había acabado eso del coronavirus.
Fuimos tres amigos con sus parejas al bar, el QBolá, la dirección exacta no la sé. El bar normal, una cosa normal, fuimos y compartimos, nos sentamos, nos tomamos unas cervecitas, vaya una cosa tranquila, nada del otro mundo. Cuando llegamos al bar cada cual se ubicó en su área, en su zona y se le permitían andar sin nasabuco con el grupo que nosotros habíamos ido, porque dentro del bar cada cual en su zona, en su parte, andaba sin nasobuco, ¿me entiendes? donde quiera andaba sin nasobuco en el área donde compartía con mis amistades.
El bar estaba lleno, pero cada cual en su lado, el bar estaba todo cerrado, climatizado; pero cada cual en su lado a la distancia más o menos de un metro o cuatro metros, entre mesa y mesa. Estuvimos la noche entera.
La novia del amigo mío va y se hace las pruebas y dio positivo y a través de él nos contactan a nosotros y le dicen que tenemos que irnos a chequear porque posiblemente éramos positivos a la Covid. Éramos unos cuantos, la mayoría de las personas que se relacionaban con nosotros, todos dieron positivo, gente de la zona, conocidos porque andaban con nosotros y familiares. Nos aislaron, nos llevaron al Centro de Aislamiento. De mí, salieron mis padres nada más, mi novia no cogió la Covid.
Fue algo complicado, muy complicado porque tenía un poco enredada la pincha, el trabajo, y aparte de eso la preocupación tan grande de verme separado, solo, sin nadie que me atienda, me preocupé mucho.
Cuando me llevan para el aislamiento, primero me llevan para Cojímar y cuando me llevan ahí ya me separan de mi novia, porque supuestamente ella tenía síntomas y la llevaron para otro aislamiento, yo nunca presenté síntomas; pero estaba muy preocupado por mis padres, porque me preocupaba que les fuera a pasar algo malo y al otro día es cuando me dan la noticia que se llevaron a mi mamá ya grave para el hospital. Fue un momento muy duro, porque estaba en un lugar aislado sin poder hacer nada y que sea por culpa mía y negligencia que tuve, por todo, no seguí las medidas que debían haber sido, como lo hice al principio, me preocupé mucho.
Nos pasaron para el Naval y ahí estuve, gracias a dios, con un compañero mío aquí de la zona, me dio bastante apoyo, estaba en esa situación solo. Ahí tuvimos un par de días, hasta que me trasladaron para la UCI….fue una situación que nunca había vivido, cada vez que mi madre estaba en una situación que podía perder la vida, fueron momentos para mí muy complicados, no quisiera volver a vivir eso de nuevo…mi padre me llamó en un momento y me dijo (llora)
Tuve varios momentos duros, pasé por momentos muy difíciles, sobre todo cuando me trasladaron para el Naval, porque ahí sí perdí un poco el contacto con mis padres, llevaron a mi mamá para allá, y todo estaba bien hasta ese momento; pero de repente se puso muy mal y es cuando la pasan para terapia. Ella me llama llorando y me dice: me pasaron para terapia, no sé qué. Me pongo muy triste; pero ya, le dije: tú vas a salir bien, tranquila, y pasaron los días y se fue empeorando y empeorando hasta que no podía ni hablar y para mí era complicado el momento que viví, porque me llama mi padre y me dice que a mi madre le hacía falta un milagro para salvarse, que se podía morir y en ese momento entré en shock, no sabía qué hacer.
La directora del hospital donde yo estaba pensaba que iba a suceder algo, porque me paré en el balcón para tomarme un vaso de agua y rezarle a dios…y tuve mucho apoyo ahí, la gente en el hospital me ayudaron, me dijeron que iban a rogar por ella, que iba a salir bien, y que no sé qué, me apoyaron mucho.
Yo llamaba todos los días a la terapia del hospital para averiguar cómo estaba mi mamá y los doctores siempre me decían lo mismo, que estaba de gravedad; pero que estaba estable, que mantenía todos los signos vitales estables. Cada vez que llamaba me daban mucho ánimo, casi no podía hablar y para mí eran días muy largos ahí en el hospital, pensaba mucho, por negligencia, por mi falta de conciencia, ella me lo dijo, que no saliera al bar, que no fuera a ningún lado y al final le contagié el virus.
Eso le pudo haber pasado a otra persona, es algo que no tiene rostro y uno no sabe en qué momento lo coges, tal vez te cuides y te pase cuidándote, puede llegar un momento de negligencia, te bajaste el nasobuco y tuviste contacto con el que es y en ese momento te contagiaste y no valió de nada que te cuidaras, esto es algo que hay que estar arriba de él, seguir las medidas, evitar el contacto con otras personas, porque uno no sabe quién pueda tenerlo.
Para mí fue duro ese día porque ver a mi madre destrozada, llena de moretones, sin fuerzas, fue algo bien difícil para mí y me sentía con mucha culpa, porque se podía haber muerto por mi culpa; pero gracias a Dios que estuvo siempre conmigo y me dio fuerzas y me permitió que pasara por esta pesadilla sin dejar mayores secuelas. Ya después se fue mejorando poco a poco y se fue recuperando.
Ahora yo evito tener contactos con ellos, como estoy en la calle, me aislé en una zona en la casa y no tengo contacto con nadie, me cuido como debe ser, yo estoy aislado en la misma casa, tengo que evitar el menor roce.
Esto me cambió mucho la vida porque antes nosotros vivíamos muy apegados, ¿me entiendes? Siempre hemos sido una familia unida y ahora no puedo darle un beso a mi madre, un abrazo, todo el tiempo es distante para evitar cualquier cosa. No comemos juntos en la mesa, es por miedo.
Esto ha dejado en mí un recuerdo que no quisiera volver a pasarlo en mi vida, a partir de eso he tenido muchas pesadillas cuando duermo y cosas incómodas que no logro superar, ¿me entiendes? Trato de mantenerme tranquilo; pero siempre te afecta y te cae mucha inseguridad.
Quisiera regresar a la vida normal en la casa, poder estar al lado de mis padres constantemente, sentarnos a comer juntos, hacer todo lo que hacíamos en el día a día… Les aconsejo que se protejan mucho y que ojalá nunca tengan que pasar por una situación como la que yo pasé, porque es algo bien difícil”.
Redacción Digital
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