Mayabeque, Cuba: Uno de los lauros codiciados en el universo actual de la décima escrita cubana, el que se honra con el nombre de Francisco Riverón Hernández, en su Décima edición, correspondiente al 2020, acaba de ser conquistado por el poeta Alexander Jiménez del Toro, quien cuenta con un significativo quehacer como escritor dentro y fuera del país, reporta Trabajadores.
Los resultados de esta liza literaria, convocada cada año por la Dirección Provincial de Cultura de Mayabeque y la local Ediciones Montecallado, fueron dados a conocer, junto a los del concurso Félix Pita Rodríguez, de esos mismos convocantes y esta vez consagrado a la Literatura infantil, por el Diario Mayabeque y el siempre útil sitio Claustrofobias.
Este último apuntó que el jurado, “integrado por Dimaris Águila, Juan Carlos García Guridi y José Manuel Espino, entregó el Premio Francisco Riverón al libro de décimas Animal estacionario, de Alexander Ramón Jiménez del Toro, de Las Tunas.
Alexander dijo a Claustrofobias que el libro está estructurado según las estaciones del año, y en él reflexiona sobre la soledad, el ostracismo, el aislamiento, el paso indetenible del tiempo”.
Son temas de fuerte presencia en la obra de este autor, como en muchos de la contemporaneidad decimística cubana e iberoamericana, novel escritor con hondas preocupaciones ontológicas y referidas a las angustias existenciales que signan al mundo actual, de lo cual han dado fe conjuntos suyos en la estrofa de diez versos como El conjuro de la lluvia y Colmillos de costa, merecedores de lauros en certámenes de años recientes.
Una muestra de esos ámbitos temáticos en el ahora premiado Animal estacionario es el poema que ofrecemos a modo de adelanto, gracias a la gentil colaboración de su autor:
Alexander Jiménez del Toro, también narrador, es integrante del Grupo Nacional de Escritores Rurales (GNERarte), con sede en territorio tunero.
Ha obtenido reconocimientos en diversos certámenes, entre ellos el Primer Premio en el concurso Mundo Marino (décima, poesía); fue finalista del concurso nacional de trova y poesía El verso y la miel, convocado en Holguín por la Asociación Hermanos Saíz y Ediciones La luz; conquistó el Premio nacional de décima ilustrada en la Jornada Cucalambeana del 2014.
En el XV concurso nacional Ala Décima (2015) mereció el Premio Guillermo Cabrera Álvarez, del periódico Juventud Rebelde, para autor joven, por su obra El conjuro de la lluvia.
En ese mismo año, ganó el Premio del Grupo Ala Décima en el Primer concurso de décima escrita G-NERarte, durante el V Encuentro Nacional de Escritores Rurales.
En el 2016, su conjunto Colmillos de costa obtuvo el Premio del V concurso Toda luz y toda mía, dado a conocer en el IV Festival de la agrupación homónima, con sede en Sancti Spíritus.
Entre sus alcances más recientes está, en la medianía del pasado año, el importante premio de poesía en el Concurso Nacional Pinos Nuevos, que auspicia el Centro Cultural Dulce María Loynaz, del Instituto Cubano del Libro, con su obra Piedra de sacrificio.
Y en el transcurso del presente y no menos convulso 2021, su participación en el Proyecto Artístico Poetas en paralelo. Poesía y comunidad, creado por la Asociación CubEArt y la Casa de la Poesía de Milán, en colaboración con el Instituto Cervantes, de esa ciudad, y el Instituto Cubano del Libro. (YDG)