Algunas pocas veces las palabras se paralizan. No salen, no alcanzan, no sirven.
¿Cómo pueden explicar por ejemplo que con el amanecer de hoy la muerte viniera a buscar a Andy?
Sí, Andy Duardo Martín, el periodista, Pepé el abuelo de Gaby, el papá de Yerandy, el esposo de Arita, el maestro, el presidente de la Upec, el multipremiado, el de Radio Güines, Radio Mayabeque, nuestro compañero, nuestro amigo.
Algunas noticias parecen mentira y ojalá lo fueran. Porque ¿cómo entender? ¿Quién cree que Andy se murió, si había trabajado anoche, si lo vieron sentado frente al televisor casi de madrugada?
¡Qué rápido se cambia de Reino! ¡Qué fugaz resulta todo! ¿Quién le explica a la muerte que tiene que parar?
¿Cómo aprendemos a vivir sin Andy? Resulta tan manido decir que su luz permanece en nosotros, citar a Martí con su famosa frase.
Pero quizás por la obra de su vida, la muerte parece una broma de mal gusto, y Andy se queda, como todos los buenos, para siempre. (BSH)