La noticia llegó como un estampido y me resultó increíble. Los días que corren son difíciles y a cada paso una tropieza con lo que no quiere saber, lo que no desea escuchar.
Andy murió. Una oración corta. Un mensaje que como puñetazo golpea fuerte. Dos timbres de teléfono y alguien que me dice esto que creo es un disparate y llamo buscando lo que deseo escuchar: que es falsa la noticia, o una mala broma, pero no, me confirman que murió en la madrugada.
Me piden que escriba algo, algo es poco, no se puede decir al galope de este tiempo que alguien tan cercano se fue. Es difícil desde hoy nombrar a Andy Duardo Martín, el periodista, el presidente de la UPEC en Mayabeque en pasado.
Es que la vida sabe de esas personas imprescindibles, de esos que te aportan seguridad y paz, de eso que creen que todo se puede, que los obstáculos se apartan y se siembran razones más fuertes para aniquilar lo que entorpece.
Es raro decir que ya no estará quien siempre ha estado presente, quien ha acudido sin demora al llamado de los periodistas, siempre afable, siempre con una sonrisa.
Ha muerto Andy, ejemplo profesional consagrado, de buen compañero, esposo, padre, abuelo, amigo, es difícil escribir… a esta hora, no aparecen palabras, habita la tristeza y todavía la duda. Descansa en paz amigo. (BSH)