Vacunas cubanas contra COVID-19.

Las vacunas fabricadas en Cuba pueden formar una parte vital de la cartera de inmunógenos que el continente necesitará durante muchos años, afirman los eminentes profesores alemanes Bert Hoffmann y Jan Felix Drexler, en el artículo «COVID-19 en América Latina: dónde estamos y qué está por venir», publica el diario Granma.

Ambos especialistas coinciden en que “dado que se están produciendo vacunas en la región debería facilitarse su comercio”.

También reflexionan sobre las vacunas que se han inoculado en la región de América Latina. Se cuentan entre ellas, las vacunas vectorizadas como las de AstraZeneca, Johnson & Johnson o la rusa Sputnik-V; las vacunas de ARNm como las de Pfizer/BioNTech y Moderna (un ARN mensajero modificado que codifica la proteína de pico); las vacunas inactivadas como SinoVac y Sinopharm (que dependen del SARS-COV-2 cultivado que se inactiva químicamente, por ejemplo, con formaldehído); y las vacunas basadas en subunidades proteicas como las de Cuba, Abdala y Soberana (que dependen del dominio de unión al receptor de la proteína de pico, en el caso de Soberana, acoplado al toxoide tetánico para aumentar la inmunogenicidad).

«Además, las vacunas de Cuba son un caso diferente, ya que no se producen bajo licencia de compañías internacionales, sino que son desarrollos originales del sector biotecnológico de la Isla, un logro notable dadas las limitaciones económicas del país y el hecho de que Estados mucho más ricos y las empresas farmacéuticas no lograron esto», señalan, en otra parte del texto.

«Cuba también se convirtió en el primer país del mundo en vacunar a niños mayores de dos años. Para fines de 2021, es probable que la Isla haya vacunado completamente al 90 % de su población», puntualizan.

Por Redacción digital

Equipo de redactores del sitio web de Radio Mayabeque

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