Cuba: Centenares de vecinos del barrio Camilo Cienfuegos salieron a dar vivas a la Patria y a Díaz-Canel. El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) visitó el reparto Habana del Este para visualizar las transformaciones constructivas y sociales que allí se ejecutan, publica Periódico Granma.
-¡Oye, sigue pa´lante!; ¡no te detengas!, ¡aquí estamos todos nosotros para acompañarte!, ¡el pueblo de Cuba está contigo!, le gritó con voz atronadora Pedro Luis.
El fornido mulato, tan jubiloso que parecía como si quisiera en ese momento sostener sobre sus hombros los monumentales edificios del reparto Camilo Cienfuegos y con ellos la cantidad de gente que había salido a las calles, cedió a la ternura al Díaz-Canel darle la mano, y empezó a enjugarse con disimulo los ojos cuando el Presidente continuó saludando.
Centenares de habitantes del reparto Habana del Este salieron en la mañana de este viernes a dar vivas a la Patria y al Primer Secretario del Comité Central del Partido, que temprano llegó allí para ponerse al día sobre las acciones constructivas y sociales que están transformando uno de los repartos más emblemáticos de la arquitectura moderna habanera.
Fue esta la primera localidad, bajo el concepto de obra social, construida por la Revolución. Levantada bajo la dirección de la icónica combatiente revolucionaria Pastorita Núñez, siguiendo indicaciones del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, precisamente este 16 de noviembre el reparto cumplió 60 años de fundado.
Conversando con los lugareños, el Presidente de la República explicó que las transformaciones iniciadas en el barrio fueron aceleradas por una carta enviada por un grupo de vecinos, en la que expusieron la necesidad de resolver una serie de problemas que se habían acumulado en el área de los servicios sociales y comerciales, entre otros.
La carta –continuó– fue acogida por la dirección del Partido y del Gobierno en la provincia y en el municipio, y el propósito es rescatar todos los servicios que requiere la comunidad.
Esta, sin embargo –acotó Díaz-Canel–, es una transformación del barrio, no va a ser una intervención por parte de los organismos que están apoyándola. Los protagonistas del cambio tienen que ser ustedes, les dijo el Primer Secretario.
Díaz-Canel explicó que, en sus circunscripciones, los vecinos deben identificar los problemas, hacer las propuestas para resolverlos a las delegadas o delegados, llevar estas a la Asamblea Municipal del Poder Popular, donde se fijan las prioridades en medio de las limitaciones que se tienen, y tras ello trabajar y trabajar.
En todo este proceso, continuó exponiendo el Presidente de la República a las y los parroquianos de Habana del Este, es fundamental el control popular, los vecinos tienen que velar porque los recursos se empleen bien, porque las cosas se hagan con calidad, y porque lo que se haga se mantenga en el tiempo.
En el reparto se están acometiendo de inmediato 57 acciones constructivas, algunas ya terminadas, incluida la reparación y mantenimiento de escuelas, consultorios médicos, del centro estomatológico, del policlínico y otros servicios asistenciales, de parques infantiles y zonas patrimoniales como la Rotonda, donde se colocaron las cenizas de Pastorita Núñez y está en permanente vigilia el busto del Comandante Camilo Cienfuegos.
Junto a la reparación e incremento de los servicios comerciales y la restauración de áreas verdes, el centro deportivo Fe del Valle recupera la magnificencia de sus instalaciones y se revitaliza el amplio edificio comercial del centro de la ciudadela.
En la mañana de este viernes, la Patria vivió intensamente su Revolución en La Habana del Este, donde los vecinos del reparto despidieron al Primer Secretario del Partido con uno de los lemas que ya empieza a ser parte de la historia de hoy: «Pa´lo que sea, Canel; pa´lo que sea», corearon satisfechos por la visita del Presidente al barrio. Fue una ola de confianza que se mantuvo durante casi diez minutos más después de que él se marchaba para continuar su jornada de trabajo.
–Y para dónde irá ahora; ese muchacho no descansa–, decía una señora a otra mientras arrastraba su carrito de mandados. (BSH)