Día Mundial de la Educación Ambiental.

Mayabeque, Cuba: El 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental. Esta jornada tiene su origen en 1975, año en que se celebró en Belgrado el Seminario Internacional de Educación Ambiental.

En el discurso pronunciado por Fidel Castro en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, en la Cumbre de la Tierra, en Rio de Janeiro, en junio de 1992, afirmó que solo el 20 por ciento de la población mundial consume las dos terceras partes de los metales y las tres cuartas partes de la energía que se produce en el mundo. Han envenenado los mares y ríos. Han contaminado el aire. Han debilitado y perforado la capa de ozono. Han saturado la atmosfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a padecer.

La educación ambiental se concibe en la actualidad como una educación para el desarrollo sostenible que permite la creación de condiciones materiales, culturales y espirituales, propiciando la elevación de la calidad de vida de la sociedad donde exista una relación armónica entre los procesos nutuales y sociales, así como las relaciones de equidad y justicia social entre los hombres.

La educación ambiental es el proceso  educativo permanente que constituye una dimensión  de la educación integral de todos los ciudadanos orientado a que en la adquisición de conocimientos, desarrollo de hábitos, habilidades, capacidades, actitudes y en la formación de valores se armonice las relaciones con los seres humanos  y de ellos con el resto de la sociedad y la naturaleza para propiciar la orientación de los procesos económicos, sociales y culturales  hacia el desarrollo sostenible.

En otro momento del discurso pronunciado por Fidel Castro en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, en la Cumbre de la Tierra, en Rio de Janeiro, en junio de 1992, señaló: si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción hay que distribuir mejor las riquezas y las tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro  en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la tierra. No más transferencia al tercer mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan al medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para el desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre.

En el Día Mundial de la Educación Ambiental recordemos el pensamiento martiano: el único camino abierto a la prosperidad constante y fácil es el de conocer, cultivar y  aprovechar los elementos inagotables e infatigables de la naturaleza.  (YDG)

Maikel Simón Ramos

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