Algunos emprenden un difícil camino en una migración desordenada e ilegal y costosa. Foto: Cubadebate

Si tiene Facebook o acceso a cualquiera de las redes sociales estoy segura de que no es ajeno a los memes, comentarios y acaloradas discusiones sobre el tema de la migración.

En estos últimos meses algunos cubanos emprenden un difícil camino a través de montes, ríos, ciudades, en una migración desordenada e ilegal, sumamente arriesgada y costosa.

Sin embargo en redes hay algunas frases relacionadas con el tema que no puedo pasar por alto. “En Cuba no va a quedar nadie”, “El que no emigra es porque no tiene otra opción”, “El que se queda no aspira a absolutamente nada”.

En primer lugar sería una falacia simplificar el tema de la emigración. No es un fenómeno privativo de  Cuba, quien no se encuentra entre los 20 países con mayores índices de migración, según consta en el informe sobre migraciones en el mundo de la Organización de Naciones Unidas (ONU)  en el 2020.

En segundo lugar no es la primera vez que este asunto acapara el escenario nacional. En nuestra historia existen muchos momentos marcados por la emigración, alguno de ellos estoy segura que lo recordarán: Camarioca en el 1965, Mariel en el 80 y la llamada crisis de los balseros en el 1994.

Miles de cubanos se fueron persiguiendo el sueño americano,   el cual no creo que todos alcanzaran, aunque no lo digan. Perseguir tus sueños es un derecho, nadie está cuestionando eso. Por tanto solo pido respeto por aquellos que se quedan porque quieren. Porque no pierden la esperanza de mejorar nuestro futuro aquí.

Si, si quedan personas en Cuba no se sorprenda y también tienen sueños, otros sueños, tan válidos como los del que busca los suyos en otros horizontes. Conozco a muchos que crean, inspiran y revolucionan aquí en nuestra Isla y también merecen respeto.  ¿A fin de cuentas no es de eso de lo que trata la tan nombrada democracia?

Ese asunto de que los que se van son los verdaderos soñadores y los que se quedan tiene limitadas sus aspiraciones en la vida, no es tan real como la pintan. Creerme eso sería negar mi propia existencia y la de miles que como yo quieren construir Cuba viviéndola.  (IVP)

Anabel Valdés

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