Ciudad de Panamá: La impronta que dejó el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro (1926-2016), se multiplica en América Latina y el mundo, aseveró hoy el exembajador de Panamá en la isla, Lucho Gómez, publica Prensa Latina.
A propósito del aniversario 97 del natalicio del revolucionario, este protagonista excepcional, primero como activista social, dirigente estudiantil y juvenil en su patria y luego diplomático (2004-2009), compartió con Prensa Latina vivencias de su cercanía con las lecciones de quien, estimó, devino fuente inagotable de los movimientos populares y democráticos de todo el continente.
En Nicaragua, Venezuela, Brasil, Colombia, no pocas naciones del Caribe y Argentina, por solo citar algunas, indicó, las fuerzas progresistas y en favor de los desposeídos se inspiraron en la noble causa del pueblo cubano, encabezada por Fidel.
El espíritu y ejemplo del comandante en Jefe de nunca doblegarse ante los crecientes ataques de Estados Unidos trascendió las fronteras de la mayor de las Antillas e inspiró a otros dirigentes revolucionarios y organizaciones sociales de la región, señaló.
La Revolución triunfante en 1959, agregó, fue referente de nuestras luchas estudiantiles, en las escuelas y en las Universidades, aseguró quien además asumió diversas responsabilidades y luego en la juventud del gobernante Partido Revolucionario Democrático, fundado por el General Omar Torrijos en 1979.
Fidel y Cuba siempre han sido solidarios y consecuentes con Panamá, dijo, y otra muestra es el respaldo que en todo foro internacional e incluso sus recomendaciones al General Torrijos, contribuyeron a la firma de los Tratado Torrijos-Carter en 1977, que permitió rescatar la soberanía de la Zona del Canal, en manos estadounidenses.
Para Gómez, Fidel es también visión de futuro, como lo demostró al lograr que en 1961 Cuba se convirtiera en el primer país de América latina en declararse Territorio Libre de Analfabetismo.
Sin embargo, no se conformó con esa conquista local sino que impulsó iniciativas y novedosos programas de alfabetización como el “Yo sí puedo” que permitió a personas humildes de escasos recursos, indígenas, obreros, campesinos, conocieran la lectoescritura, consideró.
Gómez relató que lo mismo sucedió en la salud pública, esfera en la que Cuba expone un alto nivel científico de sus médicos y sus tratamientos, como el haber producido cinco candidatos vacunales propios para enfrentar la Covid-19.
Además, recordó que la Revolución cubana y Fidel Castro crearon la Escuela Latinoamericana de Medicina, en La Habana, donde tuvo el privilegio de acompañarlo en su primera graduación, junto al entonces presidente panameño Martín Torrijos y el mandatario venezolano, Hugo Chávez.
Por primera vez, dijo, descendientes de indígenas y campesinos panameños y de otras naciones, incluso de Estados Unidos, accedieron a esos conocimientos, y hoy son reconocidos por su profesionalidad, humildad y capacidad científica.
Pero los médicos caribeños y su labor humanitaria también llegaron a nuestros países en los momentos más difíciles de la pandemia para poner el hombro, como parte de la Brigada Internacional Henry Reeve, recordó.
En lo personal, agregó, contribuimos con el envío a La Habana de los primeros centenares de pacientes débiles visuales, que gracias a la Operación Milagro recuperaban la visión, antecedente de la presencia en Panamá de los oftalmólogos cubanos.
Finalmente, Gómez alabó la enseñanza de Fidel de que, en medio de las más difíciles circunstancias ante el bloqueo injusto e inhumano de Estados Unidos, Cuba no se rinde ni abandona los principios fundacionales de un proyecto de justicia y equidad social que comparte, no lo que le sobra, sino lo poco de que dispone. (LHS)