Astrid Hernández García, del municipio Jaruco, culmina sus estudios con excelentes resultados.

Mayabeque, Cuba: Desde pequeña su motivación era el estudio. Hoy es reconocida como la graduada más integral de “Nexus”, cuyas siglas significan “Nosotros estudiamos por un sueño”, XXIX generación de egresados del Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas (IPVCE) Félix Varela.

Astrid Hernández García, del municipio Jaruco, culmina sus estudios con excelentes resultados. Su trayectoria estudiantil como ganadora de concursos nacionales durante los tres años, destacada labor en la Federación de Estudiantes de Enseñanza Media (FEEM) y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) avalan su selección como estudiante integral del curso 2023-2024.

“Sabía que quería ir a la universidad y el camino más directo era cursar un preuniversitario. Desde que estaba en la secundaria era concursante, mi año fue la  segunda generación a la que se le da la opción de entrar al IPVCE por concurso y yo estaba en el grupo de alumnos seleccionados para entrar en noveno grado en el proyecto. Aparece la COVID y no tuve la oportunidad de entrar ese año”, explica.

“Unas primas muy cercanas siempre me hablaron del IPVCE, conocía a muchas personas que habían estudiado allí y mis padres me apoyaron en esa decisión. También los profesores me dijeron que era una mejor opción, iba a estar más enfocada,  estaba lejos de casa y se pasaba un poco de trabajo pero era un lugar donde me iba a sentir bien. Fue por ahí donde surgió la idea y en noveno grado escogí IPVCE”, agregó.

¿Qué áreas del conocimiento te interesan más?

Cuando entré pensé que me gustaba mucho la química pero el IPVCE nos cambia y esas ideas también varían. A pesar de que en las ciencias no me va mal y en un inicio comencé mi trayecto creyendo que terminaría estudiando una ingeniería, hoy en día me gusta más el perfil relacionado con las letras, con las humanidades.

¿Cómo te organizaste para equilibrar los estudios y actividades extracurriculares?

Llegar hasta aquí ha sido duro, pasar por una serie de procesos y cambios en uno mismo. Cuando llegas al IPVCE por primera vez te ves sola, lejos de casa, tienes que ser responsable. En realidad para mí organizar el tiempo y crear ese equilibrio fue muy difícil.

Siempre tuve claro que quería graduarme del IPVCE, que no podía dejar de ser yo misma y en ello estaba implícito hacer todas esas cosas que me gustaban: practicar deporte, ir a concursos, bailar, cantar, hacer un matutino, estar en la FEEM, sacar buenas notas; creo que el esfuerzo valió la pena porque nunca perdí el camino, hice lo que estaba en la mira y no salió tan mal después de todo.

¿Qué significa para ti este reconocimiento como graduada más integral?

Fue un verdadero honor, creo que inesperado, porque nunca pensé cuando entré al IPVCE que iba a ser la más integral de mi graduación. Durante toda la trayectoria conocí personas muy buenas, muchos muchachos dedicados al estudio, incluso más que yo, que siempre tuvieron claro lo que querían hacer, tenían afinidad por alguna carrera en particular y yo no tenía esa motivación.

Resultó un reconocimiento a esos años en la escuela que realmente fueron difíciles, no solo para mí sino para el resto de mis compañeros, y en verdad estoy muy agradecida por ese mérito que me atribuyeron. Es una de esas cosas que suceden en la vida que, aunque no las esperas, son de ese poquito de combustible para seguir empujando el carro hacia el futuro, hacia las metas que uno se traza.

¿Cuánto aportó la familia, amigos y profesores en tu éxito académico y personal?

La familia es fundamental. Desde que me bequé en el IPVCE el contacto con mi familia es en fines de semana y vacaciones pero siempre nos hemos apoyado desde la distancia. Sin nuestras familias y todo el esfuerzo que realizan no hubiésemos terminado ese camino que comenzó en décimo grado. 

Conocí a mucha gente, tuve muchos compañeros y cada uno aportó algo a mi vida.  También hice amigos que realmente se han convertido en familia, simplemente se quedan grabados en la piel. Los amigos eran esos que te decían: no te rindas, te voy a ayudar, vamos a estudiar, no te estreses, estamos aquí para lo que necesites. 

Sin un buen profesor es muy difícil ser un buen estudiante. A ellos tenemos que agradecerle parte de nuestro mérito, el haber llegado hasta aquí, porque sin ellos no hubiese sido posible. Muchos nos acompañaron desde décimo grado, nos vieron crecer; durante esa estancia lejos de casa, los profesores fueron como nuestra familia y nos cuidaron como padres.

¿Qué esperas de tu próxima etapa como estudiante?

Espero ir a la universidad a estudiar la carrera que se me otorgue, pretendo seguir superándome. Terminar el doce grado no quiere decir que se terminó ese proceso de crecimiento y estudio, sino el comienzo de un nuevo momento en nuestras vidas el cual debemos enfrentar con mayor responsabilidad. Es importante no perder el camino que nos trazamos desde pequeños, seguir nuestros sueños y decir yo siempre quise esto, espero lograrlo y me voy a esforzar.      

“Estudiando por un sueño”… ¿cuál es el sueño de Astrid?

Hablar de sueños… Desde niños todos tenemos sueños que van cambiando, se modifican según los eventos que transcurren en nuestras vidas. Hace unos meses yo me enfrenté a unos exámenes de aptitud y en el psicométrico me pedían escribir 10 deseos y yo realmente creo que deseo ser feliz.

Quizás suena algo tonto, tal vez para muchos irreal, inalcanzable, pero solo quiero eso: ser feliz, con la carrera que vaya a estudiar, el futuro que vaya a tener, las metas que uno se trace. Ese es mi sueño. (LHS)

Laymara Alfonso Guedes