Manzana: esencia deportiva heredada. Foto: Eve Martínez

El amor que le profesa al deporte le fue heredado por su padre, aunque refiere que ya no siente la misma motivación. Al conversar con él es increíble ver cómo en sus ojos refleja la gran huella que ha dejado el deporte en su vida.

El licenciado en Cultura Física, Alberto Benigno Martínez Campos, es un hombre alto, serio, de voz firme y demandante. Manzana, como se le conoce en su pueblo, se distingue por ser jaranero y conversador.

Me cuenta que ha incursionado en varios deportes como béisbol, baloncesto, fútbol, voleibol y es que el haber practicado desde pequeño varias disciplinas le abrió los horizontes en este sector, brindándole la oportunidad de asumir la plaza de entrenador de picheo del equipo municipal, primera categoría de béisbol por varios años.

“Allí dediqué mis máximos esfuerzos en el mundo del deporte sobre todo en el picheo, área que aportó a mi carrera como profesional y además me dejó recuerdos inolvidables”.

Su vida gira en torno a este deporte y eso lo demostró en su tesis de grado basada en las estadísticas del territorio durante las series de béisbol de las que se tenían anotaciones. Esta investigación y su integralidad durante los cinco años de carrera le otorgó el título de oro un 19 de noviembre de 2013, día de la cultura física y el deporte, de manos de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en aquel entonces Ministro de Educación Superior.

Tras haber laborado en la Ciudad Deportiva por varios años y asumido la responsabilidad de metodólogo de alto rendimiento en la provincia, transitó por varias funciones en el municipio quivicanero, cumplió misión internacionalista en el hermano país de Venezuela y hoy se desempeña como trabajador del Combinado Deportivo en Bejucal.

En su casa se respira deporte, doy fe de ello, pues su esposa se contagió del amor por este, su hijo lo heredó como él de su padre y pues que decir de su hija, quién suscribe estás líneas como periodista y primogénita orgullosa, hoy fiel amante de casi todas las disciplinas deportivas.

Alberto o simplemente Manzana sigue siendo ese hombre que de niño amaba el deporte, más allá de los tropiezos y la desmotivación que refiere sentir. Su trayectoria sin dudas ha sido loable y fructífera y sin dudas una de esas historias escondidas en los rincones de hombres y mujeres que aman y fundan desde su esencia. (IVP)

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