La solidaridad no tiene límites

El rostro de la inocencia se dibuja en las redes sociales por estos días. Cuando se hable del donativo realizado por el pueblo melenero a los hermanos guantanameros, sin dudas habrá que mencionar a los hermanos Angely Fernanda Arias Quiñones y Aithin Samuel Rojas Quiñones.

La protagonista de esta historia de solidaridad tiene 10 años y el pequeño Aithin cumple tres años el 28 de octubre. Desde bien temprano llegaron a la sede municipal de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), en Melena del Sur, cada uno abrazaba una bolsa con pertenencias personales, quienes allí estaban, escucharon varias veces la frase ” Esto es para los niños de Guantánamo”.

A Angely y Aithin le enseñan en su hogar que los valores humanos constituyen la fuerza más poderosa con que contamos para cambiar el mundo. Educar a los niños, sembrar en ellos amor, solidaridad y empatía es el deber primero de la familia.

Hazañas similares a la de estos príncipes enanos, se tejen hoy en los diferentes puntos de la geografía cubana. Hechos que nos devuelven la fe en el mejoramiento humano, la utilidad de la virtud y la vida futura. (rda)

Naivys Martínez Mirabal