Desde los museos la cultura corre como un río

45 años de entrega a la historia y al patrimonio distinguen a la Licenciada en Biología, también Técnico Medio en Museología, Corsina del Rosario Pi Fonseca. Desde los inicios de este siglo se desempeña como Museóloga Especialista en el Museo Municipal “Arturo Echezarreta Ruiz”, de San José de las Lajas.

Entre sus pasiones, lo reconoce, se encuentra el contacto con piezas que con solo mirarlas narran episodios insospechables de nuestros antepasados.

Desde el año 2000 te desempeñas como especialista del Museo Municipal Arturo Echezarreta Ruiz de San José de las Lajas, ¿cómo llegas a esta institución?

Mi familia materna es de La Habana y mi familia paterna es de Oriente, y por problemas de salud vine de la región oriental para acá. Desde que llegué estuve un año sin trabajar. Luego me acerqué al director del museo municipal de aquel entonces, Daniel Martínez, me preguntó si yo era museóloga graduada, presenté mi título y mi curriculum, y más adelante me avisaron que me podía incorporar.

Coincidí con personas maravillosas, que me ayudaron y a las que le agradezco muchísimo: María Mercedes García Santana (Mariluz), Diana de la Hoz Collera y Juan Manuel González Rondón.

¿Qué cualidades debe tener un museólogo?

Un museólogo debe tener una sensibilidad exquisita para saber que algo que llega a tus manos se debe proteger porque es historia hoy, mañana y siempre. Los objetos llegan a los museos totalmente descontextualizados y pasan por un proceso muy largo que nosotros llamamos sistema de documentación. Desde ese entonces forman parte del patrimonio, en este caso de San José de las Lajas y de la nación.

El museólogo también debe tener un bagaje cultural, ya que interactúa con objetos de distintas categorías y etapas. Te puede llegar una obra de arte; en el caso de la sección de numismática puede ser una moneda y tienes que saber el período en que circuló, quien gobernó, si hubo guerras en ese momento.

El museólogo tiene que saber mucha historia, pero, sobre todo, debe sentir mucho amor por la profesión. Trabajamos con cosas muy antiguas que se deterioran y hay que cuidarlas.

¿Qué dichas te ha brindado este trabajo durante 45 años?

Yo me siento feliz aquí. Trato que en cada persona que visita al museo, se despierte el interés y el amor hacia lo que está en la institución. Me esfuerzo porque las personas entiendan que esta es nuestra historia, nuestro patrimonio; solo así nuestros hijos reconocerán una pieza aborigen, sabrán cómo eran las armas que utilizaba el ejército mambí, cómo fue el cambio de colonia a república.

“Lo que más me gusta trabajar en un museo es la numismática y el soporte de papel. Cuando yo leo el periódico “La Voz lajera” o la Revista “Primavera”, me involucro tanto con lo que leo,  que imagino cómo vivían en aquella época”.

¿Cuánto has aprendido en tu responsabilidad como Museóloga Especialista?

Yo aprendo todos los días, de todo el mundo, incluso de los jóvenes que llegan. Yo tengo una base muy sólida de conocimientos de la museología, pero no me lo sé todo porque somos ciencia y estamos en constante cambio.

Es un caudal infinito de conocimientos lo que se genera dentro de un museo, por eso el equipo de trabajo se divide en especialidades: el registro de bienes culturales, el área de monumentos.

“Aprecio cuando las personas del pueblo me paran en la calle y me dicen que por su casa hay una pieza antigua, o un cuadro valioso. Yo pienso que la gente ama su patrimonio”.

¿Cuánto le aporta a la cultura cubana el trabajo que se realiza desde un museo?

Desde los museos la cultura corre como un río, es por eso que un museólogo debe leer, cultivarse. Necesita conocer para poder montar una exposición. La historia es cultura. (rda)