La historia detrás de un Palacio

Los cubanos heredamos una rica mezcla de religiones afrocubanas resultantes de sincretismos entre los cultos yorubas y la religión católica. El néctar de dioses africanos y el ambiente pacífico del cristianismo de la Metrópoli española son influencias culturales palpables por los visitantes del santuario de Rigoberto Rodríguez, devenido Palacio de los Orishas.

Advenimiento del santero más grande de Madruga

En días recientes un equipo de prensa de la provincia de Mayabeque visitó una de las casas más grandes del municipio de Madruga donde nació un 20 de febrero de 1910 Rigoberto Rodríguez, resultante del compromiso de una familia adinerada. El ambiente apacible y el diálogo ameno de la museóloga Alicia Pereda Wanso nos llevaban a días intensos donde Rigoberto tras un conflicto familiar se trasladaba desde su origen hacia la provincia de Matanzas en busca de una nueva razón de vida. Comienza entonces en la llamada Atenas de Cuba su aproximación a espacios donde se practicaba la religión Yoruba Lucumí y queda atrapado para siempre en este universo real y fantástico a su vez.

De paso por cada sala del santuario se aprecia cómo Rigoberto irrumpió en los más profundos secretos de la religión hasta el punto de llegar a la iniciación en la santería un 14 de mayo de 1937, bajo la consagración de la Santísima Virgen de la Caridad del Cobre (Oshún Yemí).

Cuenta Pereda Wanzo que en su estancia en Matanzas se reencontró también Rigo  con el verdadero amor de Fredesvinda Rosel Rosel (Fredy), quien fue su esposa y compañera hasta los últimos días. Entonces con el corazón fortalecido por sus dos pasiones regresa a la localidad natal y es cuando su padre le entrega la parte de la cochera de la casa para mantener distancia. Allí comienza a materializar su sueño de erigir una especie de casa-templo-santuario con la idea de realizar ceremonias de iniciación.

Rigoberto Rodríguez se entregó por completo a la religión, viajó a los Estados Unidos, Nigeria, África, el Congo, tuvo más de 400 ahijados  y llegó a ser reconocido como el primer babalosha que tuvo el pueblo de Madruga y el primero que introdujo los tambores batá y las ceremonias de iniciación en la religión Yoruba Lucumí.

Continúa el diálogo y Alicia con entusiasmo rememora como el babalosha cada 8 de septiembre, Día de la Caridad del Cobre  salía junto a su esposa en procesión, acompañados por la Orquesta de José Urfé y se hacía un gran baile para el pueblo que los veneraba por sus contribuciones de comidas, ropas, zapatos y medicinas a todo aquel que lo necesitara.“Eran personas muy queridas en el pueblo”, sentenció.

Luego de un devenir de iniciaciones llega la triste noticia de su muerte un 1º de marzo de 1975 y es cuando su viuda Fredesvinda Rosel  abre las puertas a la comunidad para que visitara y conociera el patrimonio cultural de la edificación. La entonces Reina del Palacio de los Orishas,  Fredy, proclamada Oyá recibió el Premio Nacional de Cultura Comunitaria en 2001 por su meritoria labor de promoción y los conocimientos sobre toda deidad o pieza conservada en aquel espacio repleto de historia y culturas.

Palacio de los Orishas o Casa de Fredy

“La casa-santuario que perteneció a Rigoberto Rodríguez y luego a Fredy  comenzó en el año 2011 un proceso constructivo para salvaguardar el patrimonio y promover las raíces afrocubanas de generación en generación”, testifica Alicia Pereda Wanzo, una joven apasionada por la historia del templo.

Luego de un largo período, el 25 de julio de 2022, abrió al público el Palacio de los Orishas como una sala de extensión del Museo Municipal “María Mercedes García Santana”. En este colosal sitio se muestran exponentes de dicha religión y piezas originales de gran valor que fueron dadas en ofrenda para los santos del babalosha y su esposa Fredy, dado su alto conocimiento sobre la religión.

De apasionante reconoció el equipo de prensa el recorrido por las cinco salas donde se expone cada orisha de la religión Yoruba Lucumí: Elegguá (orisha de los caminos y dueño de las encrucijadas), Oshosi (el tercero de los santos guerreros y Dios de la cacería), Babalú Ayé, Oggún (Dios de los metales, de la fragua, el monte, la guerra) y una representación de la geografía de la Iglesia Católica, la Virgen de Regla, la Virgen de las Mercedes, la Virgen de Santa Bárbara y en la sala principal del Palacio la Virgen de la Caridad del Cobre (Reina del río, del amor y de la feminidad según la Regla de Osha).

“Tenemos también representación de Changó (Dios del fuego, el rayo, la guerra, los tambores batá, el baile y la música), Obbatalá (escultor del ser humano), Ibeyis (Dioses de los niños), Oshún Yemí (el orisha al que estaba consagrado Rigoberto Rodríguez), Yemayá (madre de la vida y de la maternidad universal), Inle, Ogba, Oyayansa y por último en esta sala tenemos a Orisha Oko (Dios de la agricultura y de la tierra)”, afirmó Pereda Wanso.

Asimismo, impresiona la estructura, el colorido y diseño del piso de cada habitación, destinado a representar a un orisha diferente. Las palomas saliendo como uno de los caminos de Oshún, el blanco y rojo en alusión a Changó y el amarillo de la Virgen de la Caridad del Cobre.

El Palacio de los Orishas antes de tomar el calificativo ya era un lugar prestigioso visitado por miles de personas, entre ellos, embajadores, presidentes, escritores y artistas, como el catalán Joan Manuel Serrat y los cubanos Rosita Fornés, Héctor Quintero y Luis Carbonell.

“Ahora para promocionar la belleza y el valor patrimonial heredado de este matrimonio existe un Proyecto sociocultural con tres espacios: Un archivo documental, una sala de exposición transitoria y la sala de conferencias “Alejandro Granga”.

Con la grata noticia de este proyecto que mantiene las raíces afrocubanas en la provincia de Mayabeque llegó el fin de la visita a un Palacio que detrás de paredes recoge recuerdos y esta gran historia que contar. (rda)

Fotos: Lisandra Ramírez

Ineibys Marrero García