Ciudad Libertad, otra vez en abril

Fotos: Violeta Machado Remón

Siempre será costumbre del valor regresar a la ruta de la memoria. Combatientes mayabequenses de la epopeya de Playa Girón y familiares de los caídos, concurrieron a Ciudad Libertad otra vez en abril para confirmar que la convicción patriótica no se apaga a pesar del tiempo transcurrido.

El Apóstol concedía una significación de fragua a las glorias pasadas. Para el homenaje, la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC) recabó la acción conjunta con la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC) y la Sociedad Cultural José Martí. Y otra vez aconteció el recuento como él mismo quiso: mirándonos el alma.

         EL RECIBIMIENTO

En nombre de la Jefatura de la Defensa Antiaérea y Fuerza Aérea Revolucionaria (DAAFAR), el primer coronel Pedro Valledor Ros, reiteró en la bienvenida la gratitud a quienes el paso de los años no parece desfasarles el sueño ni borrarles la esperanza. Y sobrevino el diálogo indispensable con él sobre un capítulo decisivo de la historia de la Patria.

¿Cómo radica la DAAFAR este recuento?

Tenemos artilleros en este grupo que viene de Mayabeque. Ellos evitaron que nuestra aviación fuera destruida en tierra, la que luego desempeñaría un papel fundamental en los cielos de Playa Girón. Ya el mismo día 17 de abril, nuestros aviones derribaron varias aeronaves enemigas, hundieron barcos como el Houston, que traía los aseguramientos fundamentales de los mercenarios.

Todo eso limitó las posibilidades del enemigo. Y luego, con la acción conjunta de las fuerzas terrestres, la Revolución logra la contundente victoria el día 19.

Los tanquistas tuvieron una jornada inolvidable el día 18. ¿Cuánto simbolismo guarda el disparo de Fidel desde el SAU-100?

El Houston estaba ya semihundido. Y Fidel le dio el cañonazo final. El Comandante en Jefe, como siempre, certero.

    AQUEL AMANECER EN CIUDAD LIBERTAD

Daniel González Manso recibió aquella misma madrugada del 15 de abril el primer transporte para remolcar los cañones, los proyectiles y el personal. Recuerda que en la pista había unas 16 ó 17 rastras cargadas de proyectiles. Y los números de cada cual en la Batería Uno, activada desde hacía casi una semana.

“Estábamos en zafarrancho de combate desde las 3:00 de la mañana. Nos trasladaron hasta el centro de operaciones, donde estaba la oficina del jefe del campamento, Antonio Núñez Jiménez, en ese momento hospitalizado. Aquí estaban Universo Sánchez, Vilo Acuña, Pinares. También dos instructores soviéticos, Konstantin y Alexander. Se escuchan unas explosiones lejanas. Universo dice: ´Voy a ver a los radialistas, para saber qué es eso´. No alcanzó a avanzar seis pasos. Ya la aviación enemiga estaba sobre nosotros”.

¿Cómo fueron esos primeros momentos del bautismo de fuego?

Bueno, mi camión fue destruido. Tenía en los pies 21 proyectiles: 15 de alto contenido explosivo, tres perforantes y otros tres subcalibrados. De haber estallado aquel cargamento, habríamos desaparecido. Universo Sánchez resultó herido. Un muchacho que pasaba cerca, tal vez de otra de las baterías que recibían instrucción aquí, perdió los dos brazos por la metralla.

¿Es en ese momento en que pierde la vida Adalberto Vidal Valdés?

¡Ah!, hay un pase de lista después del ataque. Llaman al 107, era su número, pero no responde. Inmediatamente pregunté. Tenía mucha afinidad con su familia. Un compañero de La Habana me dice que no me preocupe, que Adalberto está auxiliando a los heridos. Lo creí. Él era muy servicial. Pero luego un hermano de Roberto Peraza –no se me olvida—fue quien me dio la noticia. Fue un momento muy triste.

En este mismo edificio fue donde murió Eduardo García Delgado…

Sí, él estaba en la segunda planta. Era del segundo curso. Recuerdo a un avión enemigo que abre la barriga y lanza bombas de 300 y 500 libras. Aquí, donde están plantadas unas palmas, había un parqueo. Los carros quedaron incrustados unos con otros. No se me olvidan las explosiones de las rastras cargadas de proyectiles. Eduardo fue gravemente herido por el impacto de un rocket. Antes de morir, escribió con su sangre el nombre de Fidel.

Algunos compañeros recuerdan que Fidel llegó a Ciudad Libertad solamente unos minutos después del ataque…

¿Cómo olvidar su presencia? Por indicación suya se crearon aquí en Ciudad Libertad las primeras 30 baterías antiaéreas del país. Cinco de cada provincia. Creo que 15 ó 20 minutos después del ataque ya se encontraba aquí, pero no me gustaba que estuviera en un lugar de tanto peligro. Murieron siete compañeros; 54 resultaron heridos. Al día siguiente, en el sepelio de los caídos, el Comandante en Jefe declaró el carácter socialista de la Revolución.

Nuestra batería partió el día 17 rumbo a Girón, aunque en un principio no sabíamos a dónde íbamos. No llegamos a entablar combate. Nos quedamos algún tiempo en Matanzas, para fortalecer la defensa de esa provincia. Pero aquel 16 de abril, cuando habló Fidel, fue un día de mucha emoción. Desaparecieron para siempre los prejuicios cuando le salimos resueltamente al paso al enemigo en defensa del socialismo.  (rda)

Periodista
Andrés Machado Conte