Al sur y en el extremo oriental de Mayabeque nació el poblado de Nueva Paz. Su fundación data de 1802 y desde entonces, allí, en la cuna que le ofreció la llanura Habana- Matanzas, ha construido millones de recuerdos que embellecen el alma de la nación.
En sus tierras rojas se ha cultivado casi de todo a lo largo de más de dos siglos; mientras, quienes han vivido o estado de paso en este lugar que no sobrepasa los 500 kilómetros cuadrados, han salpicado el paisaje con poemas y música, besos y canciones, sangre y sudor.
De todo ello dan fe el imaginario popular y las fuentes del conocimiento histórico que se han preservado de generación en generación, muchas de las cuales se resguardan en el Museo Municipal Herminio Rivera.
La directora de la institución cultural, Yamilé Mendoza Pérez, es como una suerte de ángel guardián que cuida con celo las memorias de su tierra.
En su opinión, Nueva Paz no puede circunscribirse solamente a la finca Santa Elena, declarada Monumento Nacional en julio de 2014: “Consideramos, que además de este lugar de una importancia histórica tremenda, en el territorio ocurrieron una serie de hechos y acontecimientos relevantes. Fue por nuestro municipio por donde entró a la antigua provincia de La Habana, el primero de enero de 1896, la tropa mambisa que en el periodo de la Guerra Necesaria llevó a cabo la Invasión de Oriente a Occidente.
Entre las cosas curiosas tenemos el Cafetal Filomeno, mencionado por Fernando Ortiz en su libro “Los Negros Brujos” (1906) y que él bautizó como El cafetal de los espíritus. Se dice que el cabildo congo formó parte de la dotación del ingenio La Emilia, ubicado en lo que fue ese cafetal.”

Con una mezcla de orgullo y ternura, la también bibliotecaria, profesora de Humanidades y gran conocedora de los fragmentos que arman el rompecabezas de su historia local, evocó algunos trazos y colores de la identidad de Nueva Paz.
“Otra cosa interesante es que el abuelo de Marta Arjona, la destacada ceramista cubana de la década de los años 50 del pasado siglo, es natural de aquí. Este se desempeñó como Capitán médico y Prefecto de las tropas de Maceo y Gómez. Es imprescindible resaltar la finca Santa Elena que trasciende, no solo por las prácticas de tiro de Fidel y los jóvenes que se prepararon en sus predios para el asalto al Cuartel Moncada. En este sitio, extensión de nuestro museo, se vinculan dos gestas históricas, la primera, la Guerra de 1895 y a partir de 1953, la presencia de Fidel y la preparación militar previa a las acciones del 26 de julio. Importante es también recordar la cañada de Los Quesos, ubicada a unos metros de la casa de la Finca donde cayó en combate mortalmente herido el Teniente Coronel Herminio Rivera. Existe un túmulo que marca el lugar. Nuestro museo lleva precisamente el nombre de esta figura que se reconoce como el oficial de mayor rango muerto durante esa campaña en la provincia.”
Los pasajes de las luchas emancipadoras se recogen en documentos, objetos y fotografías que atesora el museo de Nueva Paz, y cuando se celebra el Día de la Rebeldía Nacional Yamilé Mendoza sigue convidando a la fiesta de la memoria.
“El 8 de febrero de 1896, ya generalizada la guerra en La Habana, se organizó el Regimiento Palos que empezó a operar en esta zona. El mismo, lo conformaban hijos y vecinos del término de Nueva Paz. Este grupo militar se sumó a la invasión a Occidente y su participación fue clave en la guerra.

Pero vamos a la parte cultural. En cuanto a las tradiciones contamos con grupos portadores de tradiciones africanas, surgidos del Cabildo Congo que es Güiros de Padilla, cuyo líder fue Pablo Padilla.
La iglesia Nuestra Señora de la Paz ganó una mención en el Concurso Nacional de Conservación, promovido por la Unión de Ingenieros y Arquitectos de Cuba y también sobresalió en el de Arquitectura Vernácula, en el año 2021. Vale destacar como se ha mantenido la tradición de ofrecerle orquídeas a la virgen cada 23 de enero. Nueva Paz tiene igualmente, un puesto en las tradiciones campesinas de Cuba con poetas de la talla de Chanchito Pereira y Orestes Pérez. Tenemos en otros géneros de la música a exponentes como Orlando Pérez, más conocido por Landy y quien ha sido pianista de la orquesta Aragón desde hace más de 30 años.

Los fundadores de la orquesta Sublime, en el año 1956, son los hermanos Fundora, está también la Orquesta Charanga, activa todavía.”
Después de una conversación que fue viaje y libro a la vez, la mujer de 53 años convida al reencuentro permanente con la memoria de la patria chica en el Museo Municipal de Nueva Paz Teniente Coronel Herminio Rivera Núñez.
“Invito a todo el que quiera conocer sobre la historia de Nueva Paz a que visite nuestro museo. En él podrán conocer desde la fundación del pueblo el 24 de enero de 1802 por Don Joaquín de Santa Cruz y Cárdenas hasta la actualidad.”
La institución, cuenta ella, encontró acomodo en una casa vivienda construida en la década del 30 del siglo XX y abrió sus puertas el 14 de febrero de 1982. Es un museo de tipología general y de categoría II, dice.
“Posee tres salas y una colección de objetos que descubren el pasado del poblado, desde los asentamientos aborígenes, el devenir histórico cultural del territorio hasta los logros de la Revolución.
Las más amplias son de arqueología aborigen y colonial, documentos y disímiles publicaciones, entre las que destaca la colección de la Revista Orígenes. No está cerrado, aunque se realizan trabajos constructivos. El objetivo es remozarlo y colocar nuevas vitrinas en sus salas. “
Cuando se respiran nuevamente los aires del 26, este museo sigue regalando recuerdos al nativo y también al forastero. Con sus ventanales largos como caminos insiste en repartir las vidas pasadas de los aborígenes, esclavos, campesinos, mambises, artistas y de la gente común que ha hecho brillar en el mapa de la patria un punto tan pequeño de nuestra geografía.
Confieso que luego de haber escuchado a su directora, me encantaría visitarlo, acercarme a la campana que hace de anfitriona en su entrada; acariciar la herida que le hizo a su cuerpo de metal un disparo que revive el enfrentamiento entre mambises y peninsulares. Esa huella y todo lo que cobija el museo neopacino, que hoy se renueva para esperar la fiesta del 26 de julio, nos recuerda que Nueva Paz está hecho de resistencia, de cubanía, de amor y de recuerdos que jamás morirán. (rda)