Mayabeque, Cuba: Desde todos los rincones cubanos se levanta la fidelidad de un pueblo y el compromiso de ser dignos. Los jóvenes viven su tiempo con desenfado y rebeldía y escriben en la cotidianeidad hermosas páginas de amor.
Andrés, el maestro, es un ejemplo de entrega y responsabilidad por eso aceptó el reto de tener en el aula a un niño con necesidades educativas especiales y hoy Pedrito está en tercer grado con buenos resultados.
En el caso de la doctora Johana ni lo pensó cuando con apenas 25 años la llamaron para prestar servicios en Venezuela en la Amazonía y le realizó el parto a una indígena y logró en difíciles condiciones salvar la vida de la madre y el bebé.
Aquí en Madruga otra joven se levanta mucho antes de que salga el sol para ordeñar junto a su esposo los animales en la finca, donde además lidera una iniciativa dedicada al desarrollo del humus de lombriz como abono.
Pienso también en Betina una mujer dirigente que sigue los pasos de su padre en el gobierno y asegura que hay que darlo todo sin excusas para que la Revolución siga adelante.
Está también la impronta de los jóvenes estudiantes como Raibel quien ganó medalla de plata en la Olimpiada Internacional de Física.
Amelia trabaja en el ingenio Boris Luis Santa Coloma y allí se entrega a la tarea con tanta pasión que siendo una de las azucareras más jóvenes tiene el reconocimiento y el respeto de sus compañeros.
Todos ellos son parte de la juventud cubana de hoy, esa que se sabe continuadora del proceso socialista y de todas las conquistas del pueblo. Quería en esta crónica hablar del legado de Fidel en los jóvenes. Creo que lo hice.(YDG)