Raúl Roa García, Canciller de la Dignidad.

Raúl Roa García nació el 18 de abril de 1907, en La Habana. Desde muy joven se incorporó a la lucha contra la tiranía de Gerardo Machado, sufrió cárcel y exilio, fue profesor universitario, y tras el golpe de Estado de Fulgencio Batista, se unió a la lucha contra el dictador.

Al triunfar la Revolución Cubana, fue nombrado embajador de Cuba ante la Organización de Estados Americanos (OEA), con posterioridad Ministro de Relaciones Exteriores. Pero su intensa lucha en defensa de la soberanía de Cuba, lo hizo merecer el apelativo de Canciller de la Dignidad.

Su definición de Revolución Cubana, expuesta en la VII Reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, convocada por los Estados Unidos (EE.UU.) para crear las condiciones de una agresión militar a Cuba, conserva aún su vigencia:

“La Revolución que trajo el pueblo, del brazo de Fidel Castro, es tan cubana como la Sierra Maestra, tan americana como los Andes y tan universal como los cimeros valores humanos que encarna. (…) se gestó durante un siglo, en las entrañas mismas del pueblo cubano, y corona, a la altura del tiempo, la trunca empresa de Martí. De ahí sus entronques con Bolívar y Juárez, su porosidad a las nuevas corrientes de ideas y aspiraciones que alimentan el cuerpo vivo de la historia. Su carácter viene condicionado por sus raíces, su trayectoria por el desarrollo de sus fuerzas configurantes y sus proyecciones por el aliento humano que la abrasa. La Revolución Cubana (…) no es una revolución del siglo XIX. Es una revolución del siglo XX, que hereda viejos problemas y encara problemas nuevos (…)”.

VII Reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA

Falleció el 6 de julio de 1982. Su muerte causó profundo dolor en el pueblo cubano.

En la despedida de duelo, Armando Hart, entonces miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC) y Ministro de Cultura, expresó: “Roa supo siempre interpretar en forma cabal la línea y las posiciones de Fidel. (…) No se podrá escribir la historia de la diplomacia moderna en el mundo, sin recoger las luchas y la obra que en este campo llevó el ‘Canciller de la Dignidad’”. (LHS)

Lianet Hernández Soto

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