Pocas veces se puede reunir a un pueblo con más alegría y más justificado orgullo que esta vez, en realidad se merece este honor.
Estas fueron las primeras palabras de un discurso histórico, el 8 de noviembre de 1961, a Fidel se le veía feliz, compartía con los protagonistas la victoria por el saber, por la luz.
Melena, la primera gritaba eufórico un coro de pueblo, una multitud de cartilla y manual, alfabetizadores y alfabetizados juntos, con ellos el hombre que hizo de Cuba una escuela.
Se está volviendo un pueblito revolucionario y campeón.
Dijo después en una vibrante alocución, íntima, de sentimiento y abierta en la ilusión que creció ante la palabra aleccionadora del líder.
Cuando dialogó con la pequeña alfabetizadora, la miró con ternura y le habló como un padre. Ella que aún jugaba con muñecas antes de enseñar a otros, respondió como una hija grande.
Bueno yo si la patria me necesita seguiré alfabetizando.
Barbarita sintetizó el sentimiento de muchos, inspirada en aquel gigante que tenía ante sí.
En el parque de Melena del Sur, Fidel habló también de heroísmo y recordó con sus 21 años de dignidad y patriotismo a Rogelio Perea, hijo de esta tierra, quien fue asesinado por los esbirros de la tiranía de Batista. (BSH)
Nivia Palenzuela Páez
Periodista en Radio Mayabeque