Mayabeque, Cuba: Madelaine de Armas Núñez tenía siete años cuando dio sus primeros raquetazos en el centro deportivo Carlos Baliño, donde funcionaba el área especial de tenis de mesa atendida por los profesores locales Jorge Luís Quintero (Yiyo) y Luis Virgilio Torres, quienes le enseñaron los primeros secretos de ese deporte.
A los once años alcanzó su primer título de campeona provincial escolar 11-12 y desde entonces comenzó un largo y exitoso periplo competitivo que se extendería hasta casi el final del pasado siglo.
Con solo 14 abriles arrebató la corona a la villaclareña Carmen Miranda y por primera vez se tituló reina cubana de la categoría élite de adultas, condición que repitió en once ocasiones consecutivas y en seis de ellas ganó todas las preseas doradas, además de ser elegida reiteradas veces como la más destacada, en total sus vitrinas exhiben 39 medallas doradas en esas lides.
Madeleine conquistó sus primeros lauros internacionales en los Juegos Iberoamericanos de 1981 celebrados en Vigo, España, donde se adueñó de oro por equipos, plata en doble con Marta Rosa Báez y bronce en mixto con Raúl Betancourt, otro extractase güinero.
Pero la consagración definitiva la alcanzó en los XIV Juegos Centroamericanos y del Caribe de La Habana 1982, donde brilló al adjudicarse tres medallas doradas y una plateada y ser elegida la más destacada del Tenis de Mesa.
Madeleine, ya conocida como la Zurda de Oro del tenis de mesa cubano no tuvo el privilegio de representar a Cuba en cinco Juegos Panamericanos; en los que atesoró once medallas, cifra que la ubica entre las mujeres máximas medallistas del continente en esas lides.
Su rico palmarés refleja asistencia a los campeonatos mundiales de Japón 83 y 89 y en el primero avanzó al selecto grupo de 32 en la modalidad de doble nuevamente con su coequipera Marta Rosa.
Compitió en la Copa Mundial por Equipos también celebrada en tierras niponas y varios campeonatos latinoamericanos, en estos últimos acaparó las coronas individuales en las ediciones del 89- 90 y 94. Conquistó premios y medallas en importantes certámenes de tres continentes.
Pese a sus relevantes resultados nunca pudo cumplir el sueño de asistir a olimpiadas, máxima aspiración de todo deportista.
Su retiro oficial aconteció en ceremonia realizada durante la primera Olimpiada del Deporte Cubano en Santa Clara 2005. Tras un largo período alejada del deporte retornó como entrenadora en la misma área especial donde dio sus primeros pasos y después por dos años fungió como Comisionada de la desaparecida provincia Habana. (YDG)
Redacción Digital
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