Reinició el curso escolar en nuestra provincia de Mayabeque y todos nuestros niños, adolescentes y jóvenes en edad escolar regresaron a las aulas, un hecho que se repite en cada septiembre, desde mil 959, cuando la revolución triunfante convirtió en uno de sus principales objetivos la instrucción del pueblo cubano.
Sin embargo en este 2020 el escenario es diferente, pues la pandemia de la COVID -19 impone una serie de medidas que se deben observar en todos los planteles educacionales a fin de mantener la salud de nuestros estudiantes.
Es por eso que en este inicio del curso y lo que resta del periodo lectivo la responsabilidad debe ser una palabra de orden, pues corresponde a la familia garantizar que los niños cumplan con lo establecido desde el punto de vista higiénico para evitar la COVID -19.
Son los padres los encargados por ejemplo de que el niño no vaya a la escuela sin nasobuco, que lleve más de uno para el cambio en el tiempo establecido, que no falten en su mochila el jabón y el pomo con solución clorada o hidroalcohólica para la desinfección de las manos, en fin que cumpla con lo estipulado por el beneficio de todos.
El esfuerzo ha de ser compartido por la escuela y la familia que son los principales responsables por el correcto desarrollo del curso recién iniciado. De todos depende que el regreso a las aulas transcurra con tranquilidad y salud.
Nos toca también a los familiares velar porque después de las clases nuestros pequeños cumplan con las medidas orientadas y realicen correctamente las tareas escolares y otras acciones orientadas por los maestros y profesores.
En fin hagamos de este regreso a las aulas una fiesta del conocimiento y sobre todo asumamos el papel que nos corresponde en el actual enfrentamiento a la COVID-19.
Educación, responsabilidad y salud, tres palabras que debemos convertir en realidad cotidiana en este nuevo curso. (YDG)