Apropiarse  de la memoria de la patria y del legado que nos dejaron sus héroes y mártires es uno de los altos compromisos de los jóvenes cubanos continuadores de obra de la Revolución.

Una de las figuras centrales y más brillantes de la historia de nuestra nación, es José Martí, su ideario está vigente en las nuevas generaciones, porque no hace falta una fecha específica para recordar al Apóstol, el  gran escritor y defensor de los valores humanos, quien dirigió su obra a todas las edades.

En sus versos sencillos, en la Edad de Oro, en sus artículos del Periódico Patria, en los tantos libros que heredamos del gran pensador y más universal de todos los cubanos, encontramos el ejemplo de un ser humano  digno y completo a quien admiramos y por quien sentimos orgullo.

Amar a Martí fue una de las enseñanzas que trasmitió nuestro querido Comandante en Jefe Fidel Castro, quien se inspiró en el Apóstol para alcanzar la independencia y defender las conquistas de la Revolución Cubana, teniendo en cuenta sus ideas y principios ante el imperialismo yanqui.

Desde niños aprendimos a amar a Martí una figura inspiradora al mejoramiento humano, ser honesto, sencillo, humilde, solidario, amar al prójimo, y  defender nuestras raíces.

Decir Martí es decir, independencia, justicia, amor a la patria,  es decir historia, compromiso y continuidad, un fuerte legado dejado a nuestros niños y jóvenes desde las organizaciones estudiantiles y desde la Unión de Jóvenes Comunistas que hoy asume su papel protagónico en el enfrentamiento a la  pandemia, en la producción de alimentos, y en defender las conquistas de la Revolución.

Desde cada rincón del archipiélago cubano, rendir homenaje a Martí cada 19 de mayo, es reafirmar nuestros valores y principios revolucionarios, porque hoy nuestros jóvenes levantan su bandera, nuestra bandera, la más hermosa de todas. (IVP)

Darlenis Hernández Castillo

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