Mayabeque, Cuba: Fermín Valdés Domínguez, tuvo una intensa y exitosa vida como patriota, médico y científico, a pesar de su origen humilde como hijo de la Casa de Beneficencia, en la que fue entregado junto con su hermano a los pocos días de nacer, en julio de 1853.
Desde su adolescencia mereció un lugar en la historia de Cuba por la actitud que tuvo para proteger al Apóstol de la independencia nacional ante un tribunal militar español, el cual juzgó a ambos en 1869 por elaborar una carta calificando de traidor a un compañero por su incorporación al cuerpo de voluntarios.

Ante la sorpresa de los jueces, ambos dijeron ser autores de la misiva, pero Martí por sus acreditadas posiciones independentistas fue declarado culpable y condenado a seis años de encierro y Fermín a seis meses.
Después del encierro y en 1871 figuró entre los estudiantes de primer año de medicina acusados de profanar la tumba de Gonzalo de Castañón, periodista integrista, y nuevamente corrió el riesgo de ser ejecutado por las autoridades peninsulares.

Resultó entonces condenado a seis años de prisión, junto a otros sobrevivientes de aquel crimen en el que fueron fusilados ocho de sus compañeros, e inicia nuevamente su existencia de preso hasta que un indulto real cambió su condena por deportación a España en 1872, pero el sufrimiento no quebró sus ideales y ratificó su decisión de demostrar la inocencia de sus hermanos.
En Madrid se reúne nuevamente los amigos y continúan sus estudios, aunque sin abandonar sus compromisos con la Patria, lo cual se evidencia en una proclama redactada por Martí y firmada por Fermín, en el primer aniversario del 27 de noviembre.

En lo político, durante la llamada Tregua Fecunda militó en el Partido Autonomista, en el cual se destacó por su oratoria y liderazgo que le abrieron las puertas de la sociedad ilustre del momento.
Desde esa posición reivindicó para la historia la inocencia de los estudiantes fusilados el 27 de noviembre de 1871, al obtener del hijo de Gonzalo de Castañón -de visita en La Habana en 1887- el testimonio por escrito de que la tumba de su padre no había sido profanada.
En esa ocasión Martí le escribió y se refirió al alcance de su denuncia: “Si por desdicha hubiésemos estado en guerra, podría decirse, Fermín, que tú solo has vencido a muchos batallones”.
En 1894 Fermín partió para Nueva York y se instaló en Cayo Hueso, donde vio a Martí. Se incorporó a la manigua poco después de la caída en combate del Héroe Nacional, obtuvo el grado de coronel y ocupó las jefaturas de la Sanidad Militar del Ejército Libertador y representó a Camagüey en la Asamblea Constituyente de Jimaguayú.
Terminada la Guerra de Independencia, Valdés Domínguez volvió a su faena de médico y se opuso al anexionismo. El 13 de junio de 1910, a los 56 años de edad, fiel a los principios que abrazó desde la adolescencia, muere dejando tras de sí la certeza de que fue el amigo del alma de José Martí. (adm)