La tercera edad es uno de los períodos de la vida donde resultan imprescindibles el ingenio, la simpatía y el valor. Al transcurrir los años se muestra el deterioro de algunas habilidades físicas y mentales, por lo que es primordial que los integrantes de la familia les brinden apoyo a los abuelos de cada hogar.
Los adultos mayores son proclives a las caídas y otros accidentes, los cuales pueden aquejar su calidad de vida. Por eso, un gesto reverenciado es acompañarles y ofrecerles la mano cuando precisan efectuar alguna actividad fuera de la vivienda.
Además resulta válido ofrecer un momento del día para conversar, sentarnos a su lado y prestar atención a cada una de sus reflexiones. ¿Acaso hemos olvidado con cuánto apego y paciencia ellos nos atendieron en numerosos instantes y escenarios?
Otra acción efectiva es facilitar su integración a la práctica cotidiana de ejercicios físicos. Se ha demostrado que esta actividad encierra un próspero resultado en su estado físico y emocional.
Cuidar la calidad de vida del adulto mayor es una obligación de toda la familia, y demanda de una sensatez entre mensajes y acciones. Ser respetuosos con cada una de sus necesidades, tratarles con obediencia y fortalecer su incorporación plena en el entorno familiar y social, son algunas de las obras más significativas para retribuir el amor a nuestros idolatrados ancianos.
En cada hogar es incompleta la felicidad cuando no se cuenta con su presencia. Por eso, demostrémosle mientras vivan todo el cariño, la amabilidad y el apoyo, porque solo así lo podrán apreciar, agradecer y servir para no apagar nunca su sonrisa. (BSH)