No fue un documento escrito al azar sino de esos que se piensan cuando prevalece el deseo de transformar la sociedad, de esos que enuncia el principio martiano de la búsqueda del bien común.

Así podemos describir el proyecto del Código de las Familias, documento que hoy se somete a consulta popular y que se construye y se enriquece con los   criterios del pueblo.

Para aquellos que cuestionan la democracia cubana está ahí la consulta popular que reúne cada noche a los vecinos. Esta ahí ese proyecto que todos podemos y debemos leer para comprender que se parece a la realidad de la sociedad cubana actual.

Un código  que habla de gestación solidaria, que ofrece una versión más profunda de la patria potestad, cuando cambia su denominación por responsabilidad parental. Muy por el contrario,  para los que pretenden tergiversar este concepto, este título quinto fortalece y enriquece la responsabilidad parental, nos ayuda a ser mejores padres, contribuye a fomentar una crianza positiva, acorde a los intereses del niño.

Once títulos posee este proyecto y quienes lo lean apreciarán palabras que transpiran responsabilidad familiar, amor, afecto, solidaridad, como valores que deben prevalecer en el seno familiar,  que potencia algo tan importante como la igualdad de género, que protege la maternidad y la paternidad, la igualdad de oportunidades, que preserva a los adultos mayores, brinda soluciones a conflictos derivados  de las migraciones.

Por eso la invitación es a leerlo, comprenderlo, interpretarlo, a no permitir que nadie intente tergiversar o manipular lo planteado en sus 471 artículos. Porque lejos de imponer o fabricar conceptos, es fiel reflejo de la sociedad cubana, que suma, multiplica valores, que destierra la discriminación y enriquece la dignidad humana.  (IVP)

Milay Vega Villar

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