De que tanto nos asombramos con el Proyecto del Código de las Familias, donde está la alarma, si se afirma que es un reflejo de nuestra sociedad. Esa sociedad que por años, más de 60, viene educándose y fomentando valores enaltecedores del ser humano y que hoy refrenda tal voluntad en la letra de un texto moderno e inclusivo.
Ahí está el asunto, en la inclusión social, que al parecer asusta a algunos y les provoca a otros hasta histeria, injustificada por cierto.
Frente a esas manifestaciones de discriminación e intolerancia, plantan banderas las mayorías, los que van a las esencias y al poder del amor y los afectos.
Son los jóvenes mayoritariamente defensores del Proyecto de Código de las Familias. En el Instituto Preuniversitario Comandante Octavio Hernández, de Madruga, la opinión de los estudiantes así lo demuestra.
“Este proyecto no afecta a nadie y beneficia a todos”.
“A mí me parece muy bueno porque reconoce el derecho de cada cual a vivir como quiera”.
“Si hablamos tanto de los valores de los cubanos es hora de demostrarlo apoyando el Código”.
Esas valoraciones desprejuiciadas y solidarias constituyen un aliento en medio, de otras que por el contrario pretenden que una minoría prevalezca por encima de la mayoría.
La psicóloga Susel Fajardo fue enfática al destacar que hoy es preciso reconocer varios modelos de familia en la sociedad cubana, lo que no todas en igualdad de condiciones, especialmente jurídicas.
El Proyecto del Código de las Familias, reconoce esa diversidad y ofrece garantía y protección legal, sin exclusiones de ningún tipo.
Por otra parte, aseguró la experta que el proyecto estimula las relaciones parentales afectivas sobre la base del respeto y la armonía.
La sociedad cubana actual está ante la disyuntiva de dar un paso hacia el desarrollo, la modernidad y el mejoramiento humano o quedarse con la prevalencia de rezagos egoístas y discriminatorios de un pasado injusto.
Aprobar el nuevo Código de las Familias es apostar por una sociedad inclusiva y solidaria donde todos sean verdaderamente iguales en derechos. (BSH)