Hay que seguir contando historias como se cuentan las mejores sagas porque el Proyecto del Código de las Familias es además de un texto jurídico, moderno y revolucionario, un acto de justicia y de inclusión social en aras del mejoramiento humano del que habló Martí.

“Sí somos familia”, aseguró Noraima Marrero con la determinación de una madre porque así se siente aunque Ronald Díaz Medina no se haya formado en su vientre.

Pocos meses después de que naciera el pequeño y bajo el rol de madrastra, Noraima abrazó por primera vez a Ronald, sellaron entonces un pacto de amor y complicidad que traspasa conceptos, parentesco y perdura bajo el fuerte amarre de esos lazos que teje el alma y son indestructibles.

La muerte del padre del niño nada cambió, Noraima y su mamá Martha, devenida excelente abuela y Ronald siguieron juntos amándose y cuidándose en todos los buenos y malos momentos de la vida desde la infancia hasta hoy que ya es todo un hombre.

Ello en armonía con Yusimí, la madre biológica, que también ha estado presente, pero lo que es una hermosa realidad y una prueba de infinito amor es que la vida de Ronald está marcada por la entrega de una mujer excepcional, maestra de profesión, de excelentes relaciones humanas, amiga y una madre en toda la extensión de la palabra, a quien la vida la llevó a la maternidad por senderos no tradicionales.

Después de tantos años y tantas pruebas que siguen enfrentándose hoy con el amor como bandera claro que son familia, quién se atrevería a desconocerlo. (BSH)

Maria Amalia Pérez

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